Por Susana de Cano
Recuerdo que de pequeña le tenía mucho miedo a la oscuridad. Creo que casi todo niño y niña tiene temor a los ruidos, sombras o temen al pensar que tanto silencio es una señal que algo malo pasará.
Naturalmente, el hombre le teme a la oscuridad. Incluso, cuando ésta es mucha pueden acostumbrarse y aprender a vivir así, al punto que al encender una luz les molestaría o dañaría sus ojos.
El profeta Isaías en el capítulo 8 profetiza sobre la invasión de Asiria a Siria e Israel. Dicho capítulo termina diciendo: v.22 “Y mirarán a la tierra y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas”. Un tiempo desolador, de malas noticias.
Sin embargo, Dios nos narra Su Historia en las líneas de la Biblia sobre hombres que anduvieron en oscuridad pero que se encontraron con un Dios de gracia que ilumina todo cuanto le pertenece. Su Palabra siempre muestra el mismo patrón que después de la oscuridad viene la luz.
El profeta Isaías continúa: “PERO no habrá más melancolía para la que estaba en angustia. Como en tiempos pasados, Él trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, PERO después la hará gloriosa por el camino del mar al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles, El pueblo que andaba en tinieblas Ha visto gran luz; A los que habitaban en tierra de sombra de muerte, La luz ha resplandecido sobre ellos”, Is 9:1-2. (mayúsculas añadidas).
Dios le recuerda a Su pueblo a través del profeta el sufrimiento de los días oscuros en que fueron invadidos por el rey Asirio (2 Rey 15:29) en tierras de Zabulón y Neftalí, frontera del Norte de Galilea, una tierra gobernada por gentiles. Después de tal oscuridad y silencio, les declara: “vendrá Mi Luz y resplandecerá sobre ustedes”, porque así Dios lo ha prometido.
Esta profecía tuvo tanta esperanza para ellos como para nosotros hoy. Casi 1000 años pasaron, más o menos 600 de oscuridad donde la idolatría y el pecado se pusieron de manifiesto, y 400 años de silencio de parte de Dios. Los hombres se habituaron a la oscuridad, al punto de amar más las tinieblas que la luz (Jn 3:19), pues no la reconocieron.
Sin embargo, Dios en el tiempo señalado, después de esa oscuridad y silencio, por fin vino el glorioso cumplimiento. Mateo lo dice así: “Y los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció”, Mt. 4:12-16. ¡Jesús, el Mesías prometido nació en Galilea! La luz resplandeció y ha venido a los que andaban en oscuridad. El silencio terminó. La salvación ha venido. La Palabra viva se ha hecho carne.
Hermanos y hermanas ¡Dios es fiel! Dios cumple Sus promesas porque éstas hablan de Quién es Él. Su luz ha venido a los hombres. Su Luz vino a señalar el camino para la salvación de Su Pueblo, eternamente.
Por esto, Jesús dijo sobre Él: “Yo Soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, Jn 8:12.
Aunque nuestros corazones muchas veces se enardecen por deseos materialistas y egoístas que entenebrecen el entendimiento, la esperanza está en La Buena Noticia: ¡Jesús ha nacido! Él es el Mesías profetizado, El Salvador, Quien cumplió con todo lo necesario para salvarnos de la profunda oscuridad del engaño de Satanás.
Nosotros somos supuestos a ser la luz del mundo (Mt 5:14), no una luz propia en nosotros ni enfocada en nosotros, pero una que refleja a la Verdadera Luz por medio de una vida piadosa que da testimonio del poder de Dios para salvar y transformar vidas.
Cuando Cristo resplandece en nosotros, vemos más claramente lo que antes no comprendíamos. Cuando Nuestro Padre amoroso trae luz sobre las áreas oscuras de nuestro corazón, es para que Su luz prevalezca, (Jn 1:5).
La Navidad puede ser un tiempo de regalos, música navideña, decoración hermosa, visitas inesperadas. Pero hoy te invito a recordar la fidelidad de Dios. Él dijo que vendría un Salvador y así fue. Él Dijo que un gran pueblo que andaba en tinieblas vio gran Luz, y así fue. Él Dijo que los que andaban en valles de sombra de muerte Su Pastor resplandecería sobre ellos para decir: míos son, y así fue.
Si Dios fue fiel en cumplir Su promesa, lo será en todo lo demás en nuestras vidas y en el mundo. Está escrito. Este es un tiempo de regocijo, agradecimiento por la Gran misericordia de Dios para con nosotros en la faz resplandeciente de Jesús, Quien hoy llamamos Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz, desde ahora y para siempre (Is 9:6b).
Cada noche mi hija pequeña llora porque no quiere que le apague la luz, no le gusta la oscuridad. Y cada noche que oramos y leemos le digo: no tienes que tener temor. Teme a Dios. No creas en el engaño de ruidos y pensamientos. Recuerda lo que has aprendido de Su Palabra. La oscuridad de la noche es un momento, pero siempre hay una mañana iluminada. Cuando cierres tus ojos, la luz de Cristo resplandece con Su paz en tu corazón porque Él es fiel.
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