Reflexión: La urgente necesidad de gracia
No eres un buen cristiano solo porque te la pasas mucho tiempo en la iglesia o eres de los que ha servido incansablemente, eso es bueno, pero las buenas obras van más allá.
No eres un buen cristiano solo porque te la pasas mucho tiempo en la iglesia o eres de los que ha servido incansablemente, eso es bueno, pero las buenas obras van más allá.
Tu cónyuge es tu prójimo, al que estás llamado a amar porque amas a Dios. No podemos amar a menos que creas que Cristo te ha amado y perdonado en la cruz. Abraza su gracia. Si cada uno lo hace, podrán trabajar juntos contra el pecado para asirse de su gracia.
El contentamiento bíblico es una joya preciosa para todo cristiano, sin embargo, también es una joya muy rara pues las personas que sufren sin quejarse, o las que están conformes con lo que tienen son muy difíciles de encontrar.
Bajo el lema “Black Lives Matter” (Las Vidas Afroamericanas Importan), se ha levantado un grito social que demanda un cambio hacia un mundo más justo, con menos prejuicios. Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los cristianos latinos?
La disciplina debe traernos gozo porque no hemos sido abandonados a la deriva, porque la disciplina viene de aquel quien es “el autor y consumador de nuestra fe” (Hebreos 12.2).
Caminemos juntos como familia de Cristo que somos, seamos realmente una familia, no de palabra sino de hechos. Él es justo y su justicia obrará, así que, mis hermanos, que el amor sea la base de nuestro actuar. Su amor sacrificial y verdadero sea siempre, como decimos en nuestra iglesia, a los pies de la cruz la tierra es plana, nos necesitamos.
Lo que la Biblia nos muestra muy claramente es que un día vendrá, que está establecido un día en el que Dios hará justicia absoluta, y un día en el que el juicio será absolutamente final.
A pesar de lo popular y lo normal que puede ser publicar selfies sexy después de un ejercicio, nosotras, como mujeres cristianas, deberíamos hacer una pausa y hacernos preguntas honestas.
A veces olvidamos lo siguiente: ni siquiera nosotros mismos nos conocemos de la manera en que Dios nos conoce.
Muchas veces, cuando pensamos en la fidelidad de Dios, lo hacemos de manera antropocéntrica (centrada en el hombre).
En medio de la fricción, la discusión y las heridas, difícilmente hay solo un responsable en los conflictos matrimoniales. Aunque no estoy diciendo que no existan casos específicos donde hubo solo un culpable, esos casos son más esporádicos. Son mucho más las veces, y en lo cotidiano, donde hay culpa y responsabilidad compartida.
La aseidad de Dios nos enseña que podemos confiar en Él completamente porque Él no está en necesidad ni lo estará jamás, sino que es Todosuficiente y autoexistente quien nos creó por su propia bondad y para su propia gloria y gozo, siendo nosotros beneficiarios de su misericordia y su gracia que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Ro. 5.8) sin que Él tuviera necesidad de hacerlo sino por el puro afecto de su voluntad.