Por Jorge Rivera
Vivimos en una generación donde una persona que está diseñada como un hombre genética y fisiológicamente pero se “siente” mujer o se “siente” diferente, puede ser quien desea ser. Estamos legislando en favor de las emociones subjetivas y en contra de la razón y los factores genéticos y biológicos objetivos.
Lamentablemente, este “boom” irracional por las emociones también ha invadido la iglesia del Señor, el liderazgo y las decisiones de los creyentes que hoy ignoran la verdad de Dios o bien escogen decidir en contra de la verdad, pero sostenidos por el “sentir”.
Emociones y la razón.
¿Cuántas veces te has hallado en la disyuntiva de saber qué debes hacer, pero no tener ninguna gana o emoción de hacerlo? Así es, las convicciones no necesariamente van acompañadas de emociones, es más, muchas veces son totalmente contrarias.
¿Cuál de las dos facultades debe estar sentada en el asiento del conductor? ¿Las emociones o la razón? (S. Michelén)
Emociones y el organismo.
Salmo 32:2–3 Es un ejemplo del impacto que tienen las emociones sobre el cuerpo, del cómo estos se relacionan “se consumió mi verdor (vitalidad) en sequedades de verano”. Las emociones y el cuerpo están estrechamente relacionados.
“Se puede experimentar una agonía física real, debido a una emoción o idea irreal” (un miedo imaginario, por ejemplo). Del otro lado, se puede estar físicamente animado y activo por una idea irreal (por ejemplo, mañana me darán un aumento de salario en mi trabajo).
Emociones y creencias.
Nuestras emociones se producen como resultado de nuestra percepción o evaluación de nuestra vida. Alguien ha dicho que las emociones revelan en gran parte nuestras creencias y nuestros valores reales. Por ejemplo:
No me enoja algo que no tiene mucho valor en mi vida.
No tengo temor de perder algo que ante mis ojos no tiene gran valor.
Aquello que te produce gran tristeza o gran angustia o temor de perder es algo que probablemente para ti tiene mucho valor.
“La ira, el miedo, el desaliento, la vergüenza, la confusión y la soledad son algunas de las emociones que sentimos… Estas emociones no son causadas por la circunstancia de nuestra experiencia, sino por la forma en que interpretamos esas circunstancias. Cuando ponemos la verdad de Dios en la interpretación de nuestras circunstancias, nuestras creencias acerca de esa circunstancia comienzan a cambiar y actuamos sobre esas creencias de manera que nuestras emociones honren a Dios” (Sherry Allchin)
Cuando nuestra interpretación de la vida y las circunstancias no está basada en la verdad de Dios, las emociones se van del control del Espíritu Santo, porque ya no es la verdad lo que nos guía.
Emociones y la Identidad.
Las emociones no deben determinar nuestro valor y nuestra identidad.
Por ejemplo, a veces experimentamos un triunfo y nos sentimos los mejores líderes de Latinoamérica, pero, por otra parte, nos despertamos con tristeza y evaluamos la vida total con desaliento, negatividad y angustia.
Nuestro valor y nuestra identidad deben estar basados y anclados en Cristo y la verdad de Dios. A veces no siento la verdad, pero la verdad es verdad la sienta o no, solo debo creerla. La verdad no está determinada por lo que yo siento que es.
Mentiras acerca de las Emociones:
“Las emociones no se pueden controlar”.
“Las emociones agradables son buenas”.
“Las emociones son irrelevantes”.
“Las emociones deben ser suprimidas”.
“Las emociones son malas”.
Verdades acerca de las Emociones:
“Las emociones fueron creadas por Dios”.
“Las emociones son un móvil para expresarnos”.
“Las emociones pueden ser pecaminosas”.
“Las emociones pueden mover nuestra voluntad”.
“Las emociones no deben ser conductoras sino acompañantes”.
“Las emociones deben ser controladas por el Espíritu Santo y guiadas por la verdad”.
“Nuestro proceso de santificación está diseccionado al entendimiento no a las emociones”.
Las mentiras que hemos abrazado están detrás de cada comportamiento pecaminoso que hemos practicado. (S. Michelén)
“Pecamos porque creemos la mentira de que estamos mejor sin Dios y que el pecado ofrece algo mejor que Dios” (Tim Chester)
Tomate unos minutos y te invito a que leas 2 Samuel capítulo 13 versículos del 1 al 22.
Una Evaluación a las emociones de Amnón:
- Motivación de su “amor” — Lujuria y una cualidad errónea. (Ella fue una meta que lograr y no una mujer a la cual amar como Cristo ama a Su iglesia)
- Concepto de Su amor — Probado por sus acciones.
- Las Emociones inmateriales que tienen un impacto físico, no significan en ninguna manera que es aprobada por Dios ni movida por Dios.
- Puedes estar desfalleciendo físicamente por una emoción equivocada.
- Emoción contra la verdad. (emociones contra la Escritura) Él era consciente de que sus emociones eran contrarias a la ley de Dios y que sus acciones por ende fueron contrarias a la ley de Dios.
- Emoción y deseo satisfecho, corazón al descubierto.
- Quién no puede confesar sus emociones con un hombre maduro y piadoso seguro va por mal camino y está controlado por su deseo.
- Las emociones deben ser expresadas, pero a su vez controladas y sujetadas dentro del marco de la verdad de Dios y de la semejanza de Cristo.
Deja que te de algunas de las diferencias que distingo entre un enamoramiento y un amor verdadero:
Preguntas para reflexionar en la emoción hacia una chica o chico:
- Esta emoción hacia una chica(o) ¿Qué la motiva?
- Esta emoción que experimento ¿Está dentro del marco que Dios aprueba?
- Esta emoción ¿Puedo compartirla libremente con un hombre piadoso (o mujer piadosa si es tu caso) de Dios?
- Esta emoción expresada en acción ¿Es acorde con el carácter de Cristo?
- Esta emoción ¿Me lleva a la santidad?
- ¿Yo tengo esta emoción o la emoción me tiene a mí?
- Esta emoción expresada en acción ¿Trae gloria a Dios?
Te invito a que glorifiques a Dios con tus emociones, cada vez que vayas a iniciar una conversación con alguna chica o chico, reflexiona acerca de si glorificas a Dios con lo que hablas con él o ella. Recuerda que el momento correcto para empezar una relación es cuando tus emociones están controladas por el Espíritu Santo en una entera dependencia de nuestro único y suficiente salvador que es Cristo Jesús.
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