Por Diego Portillo
UNA NUEVA SOCIEDAD
Colosenses 3:18-4:6
En los versículos anteriores, el apóstol Pablo acaba de demostrarles a los creyentes colosenses que ellos pertenecen a una nueva humanidad, una humanidad que Dios está creando en Cristo y que se va renovando cada día a la imagen del Hijo de Dios. Luego de llamarles a dejar las cosas propias de la naturaleza pecaminosa y de exhortarles a revestirse de todas aquellas actitudes que glorifican a Dios, Pablo les muestra en estos versículos cómo es que ellos deben vivir en la sociedad.
La familia cristiana, la base de la nueva sociedad (v. 18-21)
Como siempre se dice, la familia es la base de la sociedad. Si no hubiera familias, no habría posibilidad de que una sociedad se pudiera construir, puesto que no habría personas. En esta nueva humanidad, donde todos portamos las virtudes que glorifican a Cristo, es muy pertinente que Pablo llame a los creyentes a comportarse de manera digna de Cristo en el núcleo familiar.
A las esposas, Pablo las llama a someterse a sus esposos. Lastimosamente, en la sociedad actual esto parece ser un llamado al machismo por parte del esposo y a la mujer a aguantar todo lo que éste quiera hacer en el hogar. De lo que sí podemos estar seguros es que Pablo no tiene esto en mente. La Biblia nos habla claramente de que la autoridad en el hogar ha sido dada al esposo, y que la mujer cristiana que es portadora de la imagen de Dios no tiene problemas en obedecer a la palabra de Dios (Ef. 5:23, 33). Someterse al marido es respetarlo como la autoridad delegada por Dios en el hogar.
A los esposos, el apóstol los llama amar a sus esposas y a no ser ásperos con ellas. Esto complementa la perfecta relación matrimonial que Dios tiene en mente en esta nueva sociedad. Aquí no vemos al marido tomando ventaja de la autoridad que Dios le ha dado, sino a un marido responsable que conduce su matrimonio con amor y dulzura. No vemos a un hombre machista sino a un hombre que porta a imagen de Cristo y sirve a su esposa en el temor del Señor.
A los hijos, Pablo los llama a glorificar a Cristo a través de su obediencia a los padres. Los jóvenes creyentes son llamados a obedecer completamente a sus padres, pues esto agrada al Señor. De la misma manera que estamos sometidos a Cristo, así debemos amar, honrar y obedecer a nuestros padres. Por tanto, no vemos aquí a hijos desobedientes, respondones, arrogantes, ni que se avergüenzan de sus padres. Vemos a jóvenes que traen las virtudes de la nueva humanidad a su hogar.
A los padres, el llamado que el apóstol les hace es el de no exasperar a sus hijos. Esto significa que los padres no deben tratar mal a sus hijos valiéndose de la autoridad que tienen sobre ellos. El maltratarlos física o verbalmente podría causar que los hijos se desalienten de servir al Señor, y esto es lo que este versículo nos advierte.
La nueva sociedad irrumpe en el mundo secular (3:22-4-1)
Cuando Pablo habla de siervos, se está refiriendo a esclavos. Ahora, muchos critican que esta carta no condena la esclavitud. Sin embargo, debemos tener muy en cuenta que es así como estaba compuesta la sociedad en el primer siglo. En todo caso, lo que Pablo nos enseña aquí es a glorificar a Dios en nuestros empleos, algo que falta mucho en la actualidad.
En la gran mayoría de empresas es evidente que los empleados son hipócritas con sus jefes. Esto se debe a que muchas veces sienten que sus derechos como empleados son violados por las regulaciones de las empresas. Al final, esto causa que los empleados cumplan con sus deberes para simplemente ganar un sueldo y agradar el ojo de sus empleadores. Sin embargo, Pablo los llama a hacer todo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Los miembros de la nueva sociedad trabajan para la gloria de Dios, sabiendo que, al hacerlo, están reservando una recompensa eterna. Nuestro servicio a la empresa o lugar donde trabajemos es, en una instancia más profunda, un trabajo para el Señor. En este mundo, nuestros amos o jefes pudieran incluso hacernos injusticia al no respetar nuestros derechos, pero debemos tener en cuenta la gran recompensa que tenemos en los cielos y saber que la venganza, en todo caso, es del Señor.
Ahora, si por la providencia de Dios los creyentes no son empleados sino empleadores, ellos tampoco están exentos de recibir instrucciones sobre cómo dirigir a sus empleados. Pablo les dice en 4:1 que deben hacer lo que es recto y justo. Esto se refiere específicamente a respetar los derechos de los trabajadores. Si eres jefe, no busques mano de obra barata o personas con poca educación a fin de pagarles menos, eso es injusto. Debes saber que tienes un Amo en los cielos y debes vivir para servir como Cristo, aunque estés en un puesto más alto.
La nueva sociedad es caracterizada por una cultura de evangelización (4:2-6)
En estos versículos, Pablo llama a los colosenses a perseverar en la oración, y pide que oren por él, para que pueda continuar compartiendo el evangelio donde él está preso. Los creyentes, miembros de esta nueva sociedad, son personas que se preocupan por que el evangelio sea proclamado hasta lo último de la tierra. Al igual que los colosenses, todos nosotros deberíamos siempre orar por los misioneros alrededor del mundo para que Dios los fortalezca y les dé valentía para proclamar el misterio de Cristo.
Además, debemos andar sabiamente para con aquellos que no creen. Debemos aprovechar el tiempo para crear oportunidades evangelísticas. Como dice el pastor MacArthur, “los creyentes están llamados a vivir de tal manera que establezcan con solidez la credibilidad de la fe cristiana y que aprovechen al máximo todas las oportunidades para evangelizar.” Ese debiera ser el ADN de nuestra vida: compartir el evangelio.
Otra cosa que es de suma importancia es la manera en que los miembros de esta nueva sociedad hablan. Recordemos que nuestras palabras reflejan lo que hay en nuestro corazón (Mt. 12:34). En consecuencia, nuestras conversaciones deben siempre estar llenas de gracia, deben dejar un sabor agradable a aquellos que nos escuchan. Esto nos ayudará a evitar ser ofensivos, evitar el lenguaje obsceno, y a que las personas estén dispuestas a escuchar cuando les comunicamos el mensaje del evangelio.
Que Dios nos lleve a vivir como él quiere en todos los aspectos de nuestra vida, y a llevar las nuevas virtudes de la nueva humanidad al mundo secular. Dios te bendiga.