Por Mike Aguilar
¿Te acuerdas del día en que Dios te salvó y su llamamiento eficaz llegó a tu vida?
Tu deseo era conocer cada día más de Él, y cualquier momento era bueno para leer su Palabra. Pero, con el paso del tiempo, fuiste posponiendo esta práctica espiritual, diciendo que estabas muy ocupado o cansado. Así, tu amor por Dios comenzó a menguar, y como consecuencia, también tu deseo por conocerle más.
Nuestro amor por Dios ha disminuido
Apocalipsis 2:4 (NBLA)
Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Tal vez este sea el reflejo más claro de la falta de amor por su Palabra: hemos dejado de amar a Dios. Incluso podemos estar muy activos en la iglesia —lo cual es importante—, pero antes de enfocarnos en las actividades o el servicio, debemos reconocer que lo más importante es conocerle a Él y tener comunión con Él a través de su Palabra.
Nuestro gozo en su Palabra
Jeremías 15:16 (NBLA)
Cuando se presentaban tus palabras, yo las comía; tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón, porque se me llamaba por tu nombre, oh Señor, Dios de los ejércitos.
¿Todavía anhelas su Palabra con gozo?
El anhelo constante de todo cristiano debe ser conocer a Dios, ser instruido y reformado cada día, persiguiendo esa meta: ser cada vez más semejantes a Él. Recuerda también que para cada decisión en la vida diaria, el consejo más sabio y seguro está en la Palabra de Dios. Su voluntad para nuestras vidas en este peregrinaje está escrita en la Biblia.
Volvamos a amar a Dios
Si ya no tienes deseo de leer las Escrituras, es porque primero has dejado de amar a tu Señor. Medita, ora y pide perdón a Dios por tu lejanía. Búscalo con fervor y pasión.
Formas prácticas de tener una vida de lectura bíblica
- Orá pidiendo a Dios que te ilumine.
- Establecé horarios fijos para leer su Palabra.
- Apartá un tiempo devocional donde no solo leas, sino que también medités.
- Seguí una lectura secuencial, ya sea de un libro completo o un plan semanal.
Nosotros estamos llamados a representar la verdad, porque la iglesia es columna y baluarte de la verdad; pero no podemos representar algo que no conocemos.
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Preguntas para reflexionar:
¿Cuándo fue la última vez que leíste la Biblia con gozo, no por obligación?
¿Qué cosas estás permitiendo que ocupen el lugar de Dios en tu rutina diaria?
¿Qué cambios concretos podrías hacer esta semana para volver a tener comunión con Dios por medio de su Palabra?
