Por John MacArthur
¿Fue Adán una persona real?
La iglesia ha afirmado tradicionalmente que Adán fue un hombre histórico, aún con la aceptación de la ciencia evolucionista, algunos reclaman que este no es el caso. Los que creen que la tierra tiene millones o billones de años no aceptan que Dios formó completamente a Adán un par de días después de haber creado el universo. Sin embargo, Génesis presenta a Adán como un hombre histórico real, no el resultado de eones de evolución.
La interpretación más simple y natural de Génesis 1 declara que Dios creó a Adán, una persona específica, en el sexto día de la Creación. Génesis 2 luego da más detalle en la creación de Adán y Eva. La conexión de Adán con otras personas históricas apoya la afirmación de que él fue efectivamente una persona específica. Adán es el padre de Caín, Abel y Set (Génesis 4:1-2, 25; 5:1-3). También se dice que Adán había tenido relaciones conyugales con su esposa Eva para tener a Caín y Set, y Génesis 5:3 además establece que Adán tuvo a Caín a la edad de 130, estos detalles no pueden ser identificados legítimamente como lenguaje poético o figurativo que describe algo distinto a la realidad.
La larga lista de descendientes de Adán que vivieron y murieron hasta Noé en Génesis 5, confirma que Adán es una persona histórica específica. Entonces Génesis 5 declara de manera explícita, “Este es el libro de las generaciones de Adán”. Adán es real, así como los que descienden de él son personas físicas. No sólo es mencionada la creación de Adán, sino también lo es su muerte. Adán murió a la edad de 930 (Génesis 5:5).
La teología de la simiente en Génesis afirma un Adán literal. El término hebreo para “simiente”, zera, es usado seis veces en Génesis 1, referente a vegetación. a presencia de semilla significa que cada planta y árbol producirá otra vegetación según su especie. En Génesis 3:15, Dios promete que la venida de la “simiente de la mujer” finalmente derrotará el poder detrás de la serpiente (Satanás).
El resto de Génesis desarrolla el tema de la simiente a medida que Dios revela Sus planes para salvar y restaurar la humanidad. Noé, Sem, Abraham, Isaac, y después Jacob son parte del plan de la simiente de Dios. Ellos son los descendientes de Adán, y así como ellos son personas reales, también es Adán, su ancestro. Además, uno no debe de aceptar el hecho histórico de Génesis 12-50 (incluyendo Abraham, Isaac y Jacob) y luego desconectar esta sección históricamente de las personas en Génesis 1-11. La línea de la simiente prometida de Génesis 3:15 y su relación a todo lo de Génesis no permite esta separación.
Adán en el Nuevo Testamento
Los escritores del Nuevo Testamento también confirma a Adán como una figura histórica. La genealogía de Jesús en Lucas incluye a Adán (Lucas 3:38). Esto es coherente con 1 Crónicas 1:1, que también incluye a Adán en la genealogía. El apóstol Pablo claramente creía en un Adán literal. En Romanos 5:12 y 14, Pablo indica, “el pecado entró en el mundo por medio de un hombre”, y “ la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán”. Pablo trata a Adán como una persona, así como trata a Moisés como una persona.
En Romanos 5:12-21, Pablo hace varias comparaciones entre Adán y Jesús, mostrando que ambos son cabezas literales de la humanidad, quienes traen ciertas consecuencias a la humanidad. El hombre Adán trae muerte, culpa, y condenación a todos los que están en él (todos los que poseen vida humana, con la excepción del Señor Jesús), mientras que el hombre Jesús trae vida, rectitud, y justificación a todos los que se les ha otorgado vida espiritual a través de su fe y unión con Él. Si Adán no es una persona, entonces la comparación colapsa, incluyendo el rol de Jesús como el Único que representa la humanidad como Salvador. Al rechazar la historicidad de Adán realmente debilita el evangelio mismo.
En manera similar, Pablo contrasta a Adán y Jesús en diversas ocasiones en 1 Corintios 15:
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (1 Corintios 15:22)
Así también está escrito: “El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente.” El último Adán, espíritu que da vida. (1 Corintios 15:45)
El primer hombre es de la tierra, terrenal (hecho del polvo); el segundo hombre es del cielo. (1 Corintios 15:47)
Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (1 Corintios 15:49)
El punto de Pablo es que así como humanos traemos la imagen de Adán, con la glorificación venidera traeremos la imagen de Jesús. La comparación asume que ambos, Adán y Jesús, son personas históricas que representan la humanidad. Jesús como persona solamente puede ser un “último Adán” si Adán fue también un ser humano real. En 1 Timoteo 2:13, Pablo hace un argumento para las diferencias funcionales entre hombre y mujer en la iglesia, porque “Adán fue creado primero, después Eva”. Su punto no tendría sentido si Adán fuera solamente una figura simbólica.
La historicidad de Adán no es un asunto trivial. Un Adán literal es fundamental para un entendimiento del origen e historia de la raza humana, la naturaleza de la humanidad, el origen del pecado, el comienzo de la muerte humana y animal, la necesidad de salvación, las bases para los eventos históricos en Génesis, la razón para el orden funcional con la iglesia, y hasta la existencia futura de la humanidad.1
Este artículo es adaptado de Biblical doctrine: A systematic summary of Bible truth (Doctrina Bíblica: un resumen sistemático de la verdad de la Biblia) por John MacArthur.
Notas:
1. Para una defensa de la historicidad de Adán, ver William D. Barrick, “A historical Adam: Young-earth creation view”, en Four views on the historical Adam, editores Matthew Barrett y Ardel B. Caneday, serie Counterpoints: Bible and Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2013), 197-227.
Usado con permiso de crossway. Puedes encontrar el artículo original en inglés aquí. Traducido por Azalea Jael
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