Por Walter Jolón
—1 Pedro 2.11–25, BTX
“11Amados, os ruego, como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12manteniendo digna vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, a causa de vuestras buenas obras. 13Someteos a toda autoridad humana por causa del Señor, ya sea al rey como al superior, 14ya sea a los gobernadores, como a enviados por él para castigo de los malhechores y para alabanza de los que hacen bien. 15Porque así es la voluntad de Dios, que haciendo el bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos.16Como libres, pero no como teniendo la libertad por capa de malicia, sino como siervos de Dios.17Honrad a todos, amad a la hermandad, temed a Dios, honrad al rey. 18Los criados sométanse con todo temor a los amos, no sólo a los buenos y apacibles, sino también a los de áspera condición. 19Porque esto merece aprobación, si alguno, por causa de la conciencia ante Dios, soporta aflicciones padeciendo injustamente. 20Porque ¿qué mérito es si por pecar sois abofeteados y lo soportáis? Pero si lo soportáis haciendo el bien y padeciendo, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 21Porque para esto fuisteis llamados, pues también el Mesías padeció por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. 22El cual no hizo pecado, ni fue hallado engaño en su boca; 23quien, cuando era maldecido, no replicaba con una maldición; padeciendo, no amenazaba, sino se encomendaba al que juzga justamente: 24Él mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas fuisteis sanados.25Porque erais como ovejas descarriadas, mas ahora fuisteis devueltos al Pastor y Guardián de vuestras almas.”
Conducta y carácter
Nuestra buena conducta y nuestro buen comportamiento son fundamentales para vivir dentro de una sociedad que mantiene en constante observación a los cristianos.
El evangelio de nuestro Señor Jesucristo, aparte de hacernos libres del poder del pecado, también obra desde nuestro interior a través del Espíritu Santo para que nuestra conducta, es decir, la forma de tratar a los demás y responder ante las adversidades y al mal trato de otras personas refleje que Dios ha obrado desde nuestro interior.
Una de las formas sumamente importante de manifestar un verdadero cristianismo es la manera en la que respondemos ante las autoridades terrenales que Dios ha establecido. Sin embargo, aún conociendo la importancia de esto parece ser que muchos creyentes olvidan esta verdad que es vital para el reflejo del carácter cristiano.
La pandemia y el reflejo del corazón
Sin ir tan lejos, la crisis actual que ha generado la pandemia, aparte de reflejar y sacar a flote muchas de nuestras debilidades, también ha reflejado la condición del corazón de muchas personas con respecto a las decisiones que el gobierno ha tomado, principalmente el presidente de la república ¿recuerdan cómo muchos criticaban y se burlaban de un presidente llamándolo “payaso”? Espero que ninguno de nosotros haya caído en algo semejante. Las redes sociales todos los días están plagadas de críticas destructivas y hasta ofensivas derivadas del enojo contra las acciones o falta de acciones del gobierno de la república o los gobiernos municipales.
Que haya críticas no es sorprendente, lo que es sorprendente es ver que muchas de esas críticas vienen de gente que profesa fe en Jesús, por lo tanto, sus comentarios o críticas no son vistas de una manera simple sino de una persona que los demás consideran cristiana.
Muchos están enojados porque consideran que el gobierno ha atentado contra su libertad, pero esta es una libertad egoísta e ilógica, sin embargo, la libertad por la que un cristiano debe agradecer es la libertad que existe para la predicación del evangelio y esa libertad está vigente, nadie nos ha quitado ese derecho.
Capacitados por Cristo
La libertad que tenemos en Cristo nos capacita para honrar a las autoridades que el Señor ha establecido; la respuesta que se espera de nosotros ante las autoridades de gobierno es una respuesta sumisa, obediente y responsable, pues la forma en la que respondemos caracteriza si estamos viviendo vidas dignas que reflejan la obra del evangelio en nuestro interior.
Se nos demanda obediencia hacia nuestras autoridades y esa obediencia será visible en nosotros a la manera en que comprendamos que es digno incluso someternos a autoridades que son injustas a nuestro parecer. Es una clara realidad que todos nosotros soportamos mucho sufrimiento por causa de nuestro propio pecado y desobediencia, y eso no tiene mérito alguno, sin embargo, obedecer y soportar haciendo el bien en lugar de juzgar, criticar y condenar a las autoridades, eso es digno delante de Dios.
Es claro que jamás vamos a obedecer a las autoridades más allá de obedecer a Dios. Cuando existen gobiernos que van más allá de su jurisdicción y se entrometen en los asuntos de la Iglesia de Cristo, es nuestro deber obedecer siempre a Jesús, pues Él es la cabeza de la Iglesia, no las autoridades terrenales.
Si obedecemos y respetamos a nuestras autoridades solo porque queremos parecer personas respetables y buenas es caer en un moralismo egoísta. La base de nuestra sujeción es el ejemplo que nuestro amado Salvador nos dio. Jesús fue injuriado, maltratado y golpeado, pero Él nunca respondió mal, no insultó ni reprochó; Jesús experimentó dolor, sufrimiento y angustia, pero nunca amenazó a quienes le infligieron dolor, jamás los amenazó ni les juró venganza, al contrario, oró por ellos y encomendó su causa al Padre quien juzgará en el día final.
¿Recuerdan cómo Jesús reconoció que Poncio Pilato había sido envestido de autoridad de parte de Dios, aunque él ignoraba eso? Pero Jesús, siendo Dios y pudiendo manifestar su poder soberano, no hizo nada mas que someterse a las autoridades para cumplir el plan trazado por Dios.
Descansando en Jesús
Debemos descansar en Jesús recordando que Él llevó nuestros pecados en la cruz, incluyendo el pecado de la crítica, la queja y el enojo contra las autoridades. Él hizo todo eso, no solo para salvarnos de la ira de Dios en el infierno, sino también para que ahora podamos vivir para la justicia, es decir, que podamos vivir llenos de buenas obras que manifiesten por medio de un carácter cristiano apacible, sumiso y humilde.
Al igual que Cristo, encomendemos nuestra causa al Padre, porque Él juzgará sabia y justamente en el día final, por el momento, somos llamados incluso a padecer si las autoridades establecidas por Dios nos sometieran a malos tratos y a muchas injusticias. Recordemos, hemos sido llamados a sufrir y soportar como Jesús lo hizo, no a juzgar, condenar y criticar las autoridades que Dios ha permitido y así dar muy mal testimonio y terminar manchando el evangelio y la causa de Cristo.
Dios es glorificado con nuestra buena conducta y nuestro buen caminar en este mundo, y la obediencia, sujeción, sometimiento y respeto hacia las autoridades terrenales juega un papel importante para que esto sea así. Seamos entonces quienes promueven la gloria de Dios a través de nuestra buena conducta y sujeción hacia las autoridades establecidas por Él.
ACERCA DEL AUTOR
Walter Jolón
Director Editorial
Fundador del Ministerio Evangelio Verdadero, Pastor de Enseñanza y Predicación en Iglesia Casa de Gracia, una iglesia centrada en el evangelio en Palín, Escuintla, al sur de Guatemala; casado con Jackelinne desde 1999, Dios los bendijo con dos hijos, Oliver y Fabrizio. Walter es miembro de la red global de iglesias que plantan iglesias Acts 29. Puedes seguirlo en Facebook, Twitter o Instagram.
Foto por Clem Onojeghuo en Unsplash