eBook - ¿Qué Dios como tú? | Rafael Zúñiga | Evangelio Verdadero

eBook | ¿Qué Dios como tú? | Rafael Zúñiga

Siempre que Dios va a actuar a favor o en contra de alguien, es necesario que Él levante a un hombre que lleve su mensaje. Muchas veces mensajes de paz, consuelo y esperanza; muchas otras, un mensaje de juicio y castigo. Y aquí tenemos a Miqueas, profeta contemporáneo de Isaías, Amós y Oseas, predicando una palabra, primeramente de juicio y castigo de parte de Dios para con Israel, para después terminar con un mensaje esperanzador.

El dolor y el cristiano

Adoramos a un Dios grande. Él es soberano y poderoso. Estamos en Sus manos, y nada nos sucede por casualidad. Esas son buenas noticias. Pero en el dolor, si eso es todo lo que recordamos acerca de Dios, podría realmente empeorar el dolor, en lugar de mejorarlo. Podría pensar, como María y Marta (Juan 11:21, 32), “Señor, podrías haber detenido esto, y tú no lo hiciste a propósito. ¿Por qué? “La soberanía de Dios podría dejarnos más enojados que consolados.

Pilares de la fe cristiana

Estamos a un mes y pocos días de celebrar los quinientos años de la Reforma protestante. Esto debería ser un día especial para todos los cristianos, pues recordamos con honor a hombres usados por Dios como aquellos que, con la Palabra, hicieron volver a muchos de las tinieblas a la luz. Esta reforma nos llevó de vuelta a los pilares de la fe cristiana que se han resumido en todo este tiempo como “Las Cinco Solas”.

Cuando no me siento perdonado

La vida cristiana es una batalla constante contra el mundo, la carne y el diablo. Si estas fuerzas tuvieran su camino, destruiría a cada uno de los hijos de Dios comprados y amados. Pero nuestro Señor Jesús nos asegura que ninguno de aquellos por quienes Él derramó Su preciosa sangre se perderá. Nada ni nadie puede arrancar a un cristiano, ni siquiera al cristiano más débil, de las manos fuertes de nuestro omnipotente Padre Celestial (Juan 10: 29-30). Pero, esta gloriosa verdad no significa que nuestra vida cristiana no pueda ser perturbada, incluso profundamente perturbada por el mundo, la carne y el diablo.

Una carta abierta a mis amigas que luchan con los trastornos alimenticios | Evangelio Verdadero

Una carta abierta a mis amigas que luchan con los trastornos alimenticios

Quiero llevarte de vuelta 20 años, cuando tenía trece años. Soy una hija de pastor en una habitación de hospital con mechones de pelo en la mano. Mis uñas están astilladas, y puedes ver el contorno de mis rodillas contra mis mejillas. Peso sesenta libras. La habitación huele a Lysol (desinfectante). Las enfermeras dicen que me estoy muriendo.