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Por Pr. Javier DomínguezRESUMEN DEL TEXTO
Este libro se divide en dos grandes partes, con una especie de interludio en medio:
a) Del capítulo 1 al 39 se narra el juicio de Dios en contra de Jerusalén.
- Así, en estos capítulos vemos el anuncio de, en primer lugar, el juicio para Israel y, luego, juicio para las naciones también.
- Sin embargo, en medio de esos anuncios de juicio se profetiza también la gracia de Dios en la restauración futura de Jerusalén en el Mesías prometido, rey libertador que es llamado Emmanuel: «Dios con nosotros».
b) En medio de las dos grandes partes se encuentran los capítulos 35 al 39, en donde Dios anuncia que solo hay una cosa que los puede salvar del juicio: que se arrepientan y confíen solo en Él como el rey salvador.
- Para ilustrar este punto, Isaías narra las decisiones del rey Ezequías, quien primero confió en el Señor para ser librados milagrosamente; pero que luego, al igual que su padre, él confío y puso su seguridad en un pacto con Babilonia.
- Debido a esto, Dios anuncia el juicio: Babilonia conquistaría Jerusalén, los arrasaría y serían llevados al exilio. Esto se cumplió 100 años después.
- Aquí vemos una transición de un mensaje cargado de juicio, a un mensaje cargado de esperanza y restauración por medio del Mesías, siervo sufriente, quien perdonaría sus pecados.
c) La segunda gran parte del libro de Isaías la vemos en los capítulos 40 al 66 en donde se profetiza la esperanza del pueblo de Dios por medio de la restauración y consuelo que traería el siervo sufriente.
- Vemos cómo Dios anuncia esperanza para su pueblo, para el remanente escogido por Él.
- Esta esperanza anunciada vendría por medio del siervo que cumpliría la misión de Dios de restaurar Israel; pero también de ser luz para las demás naciones de la tierra.
- Este siervo cumpliría su misión de una forma inesperada: por medio del sufrimiento. El juicio por los pecados de su pueblo caería sobre Él y así este siervo sufriente expiaría los pecados de los elegidos, para que estos sean hechos discípulos y siervos de Dios.
- Así, por medio del siervo sufriente, ahora los siervos heredarán el Reino de Dios, una Nueva Jerusalén, cielos nuevos y tierra nueva en la que disfrutarán prosperidad, paz, gozo y justicia.
- Sin embargo, en medio de esas grandes bendiciones, se profetiza también el juicio de Dios para los rebeldes que no crean en Él
IDEA CENTRAL DEL LIBRO
En el libro es anunciado que, así como Dios obra el juicio sobre las naciones, la salvación también es obrada por medio del Mesías rey que traería su reino eterno para liberar a su pueblo, quien, a su vez, sería el siervo sufriente que daría su vida para el perdón eterno del pecado de ellos.
EL EVANGELIO
Al igual que el pueblo de Israel, nosotros somos pecadores, no podemos salvarnos a nosotros mismos; pero Dios, cumpliendo lo profetizado por Isaías, envió a su rey, siervo y Mesías, del linaje de Abraham y David, su nombre es Jesús. Mateo 1:1: «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham».
Él es el rey que encarnó y nació para salvarnos de nuestros pecados. Mateo 1:21-23: «Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: 23 HE AQUI, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS».
Él es el siervo que murió y resucitó al tercer día. Hebreos 13:20: «Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno». Ahora, al creer por la fe en Él, entramos en la vida nueva, nuevo pacto eterno.
IMPLICACIONES PARA NOSOTROS HOY
1. Los juicios de Dios son para purificación de su pueblo
La esperanza del pueblo de Dios no se encuentra en evitar el juicio, sino en el juicio. Es a través del juicio que logramos llegar a ser lo que Dios quiere.
2. Dios es el soberano de nuestra historia de salvación
Cuando sufrimos, no es que Dios fue vencido por el mal, no es que Dios sea malo, no es que Dios nos tiente. Dios todo lo ha planificado y saldrá según su buena voluntad y Plan Eterno. Si Dios nos ha salvado, Él mismo es quien nos preserva. Así, soportemos la aflicción con esperanza; pero también, en medio de los éxitos y abundancia, seamos agradecidos con el Señor.
3. Dios es misericordioso para siempre, confesemos nuestros pecados diarios
Una de las bendiciones del amor eterno de Dios por su pueblo es Isaías 54:8: «En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti —dice el SEÑOR tu redentor».
4. Al que Dios salva, envía
- Tanto a Isaías como a Israel, Dios demandó una misión: proclamar su Palabra. Isaías cumplió, Israel no.
- Pero ahora en Jesús, sí. Por eso se le llama «Israel», porque cumplió lo que el pueblo no cumplió, y en nosotros lo sigue haciendo. Por lo tanto, proclamemos. Esa es la manera en que Dios vence la mentira. Todo el capítulo 55 muestra cómo predicar a Cristo y que es por medio de la predicación que vendrán al arrepentimiento y la conversión.
5. Tema a Dios, no a los hombres
- En todo el libro vemos que los juicios vinieron por confiar en hombres poderosos, políticos y armas para librarse de sus enemigos. No confiaron en la Palabra de Dios.
- Dios puede ocupar a hombres y la política para aliviar la carga al pueblo; pero la prosperidad, la paz, la justicia social y la comodidad no pueden cambiar el corazón del hombre. Dios, sí.
- Esto es lo que vimos en Isaías, por lo que Dios decidió darles un pacto en forma de siervo, rey, Mesías y libertador.
6. Dios nos hace pertenecer a un cuerpo, no vivir fuera de Él
Intégrese a su iglesia local.
PASAJES CITADOS EN EL SERMÓN
Isaías 1:1, 21-27; 6:13; 9:6-7; 30:1-3; 40:1-2; 42:6; 52:11; 53:1-3, 9-10; 61:1; Mateo 1:1; 1:21- 23; Hebreos 13:20; Isaías 54:8.
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Sermón predicado el Domingo 4 de marzo de 2018 en la iglesia Gracia Sobre Gracia de San Salvador, El Salvador.
Fotografía Rob-Joseph
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