Por Paul Tripp
El devocional de hoy es una adaptación de mi nuevo libro “La crianza de los hijos: 14 principios del Evangelio que pueden cambiar radicalmente a tu familia”.
Cómo te darás cuenta en el título del libro, hablaré sobre un principio del Evangelio. El hecho de que lo aplique a la crianza, no significa que sólo tiene relevancia para los padres de familia. Este principio de la misericordia tiene implicaciones para cada situación, lugar y relación interpersonal en la vida cristiana.
Dicho todo esto, ¡comencemos!
Uno de los mayores errores que los padres cristianos suelen cometer, es olvidar. No hablo de olvidar la bolsa de los pañales, o de preparar su almuerzo, u olvidar recogerlos después de su entrenamiento. No, hay algo mucho más importante que solemos olvidar.
Como padres terrenales, se vuelve más fácil no mostrar misericordia a nuestros hijos cuando nos olvidamos de las misericordias diarias que recibimos de las manos de nuestro Padre Celestial, las cuales sabemos que nunca podríamos merecer, alcanzar ni ganar.
¿Qué es la misericordia? La misericordia es mostrar perdón, bondad y compasión hacia el necesitado. Justo así son nuestros hijos: ellos necesitan. Necesitan guía y protección, ayuda y rescate, sabiduría e instrucción, confrontación y disciplina, paciencia y gracia, amor y compasión, apoyo y provisión; y, de igual manera, necesitan ver a Dios y a sí mismos de la forma adecuada.
No ha habido un día en el que tus hijos no necesiten misericordia. Nosotros hemos sido llamados a criarlos precisamente por su pecado, su debilidad y sus fallas. Cada momento imprudente y erróneo de nuestros hijos debe recordarnos el motivo por el que el Padre Celestial dio hijos a los padres: es porque tu primer llamado como padre no es representar sólo la justicia de Dios, sino de brindar de su misericordia constantemente.
Verás, la crianza se trata de ser embajadores de Dios en la vida de nuestros hijos. Se trata de representar su mensaje, sus métodos y su carácter. Se trata de esforzarnos por hacer visible la misericordia de Dios al responder hacia nuestros hijos con misericordia.
Ese es un llamado increíblemente grande y santo, pero también puede demostrar ser el llamado más difícil. No sé tú, pero la misericordia no es natural para mí. Me es más natural responder con hostilidad, o ser demandante e impaciente. Me es tan natural estar irritable en lo más mínimo, que tengo que traer la Verdad a mi memoria.
Es por eso que debo recordar, y supongo que tú también. Necesitamos recordar todas las misericordias que nuestro Padre Celestial ha derramado sobre nosotros; y en cambio, podemos derramar de Su misericordia a nuestros hijos.
No hay padre más misericordioso que aquél que recuerda cuánta misericordia necesita para sí mismo. Así que anota estos versículos, 8 de mis recordatorios favoritos de la misericordia de Dios: Salmo 23:6, 28:6, 40:11, 103:4, 145:9, Isaías 30:18, Efesios 2:4, y Hebreos 4:16.
Padres, mediten en cuánto necesitan de la misericordia de Dios ahora, en cuánto necesitaron de la misericordia de sus padres mientras crecían y dejen que la compasión se apodere de sus corazones. La misericordia involucra que toda acción, reacción y respuesta hacia nuestros hijos sea moderada con sensibilidad, comprensión, piedad y amor.
La crianza es un ministerio de toda la vida, en donde la misericordia se practica de forma humilde, gozosa y voluntaria.