En el Diccionario de la Real Academia la palabra “meme” no existe (2016). Aquí voy definir el término según lo que se puede observar de su uso en las redes sociales cristianas. Un meme es una imagen que incluye palabras o frases cortas para comunicar un hecho u opinión de manera sarcástica o incisiva (no todo meme es burlón). Ha demostrado ser una manera eficaz para lograr la comprensión de información compleja, así como también para agudizar una opinión que no deje lugar a dudas respecto a la intención del comunicador.
Sin embargo, no obstante su idoneidad, el meme ha enrarecido las redes cristianas. El excesivo e indiscriminado uso de este recurso ha ocasionado rupturas y sinsabores entre personas que compartían la fe. Especialmente la juventud reformada está adoleciendo de criterio para superar esta crisis espiritual (la crisis de división). En este artículo voy a intentar ayudar a los jóvenes para que puedan identificar comportamientos sectarios y se guarden de ellos.
La era cristiana del vacío
He realizado algunos memes y también sigo páginas dedicadas a la composición de estos. Por ejemplo, “El troll reformado” ha sido un lugar donde he aprendido algunas cosas interesantes sobre las sectas y herejías, y sobre temas relevantes de actualidad como la lucha contra el evolucionismo, la ideología de género y la Teología emergente. Es un sitio donde además algunos administradores han abierto una sección para responder preguntas sobre la fe cristiana y han servido de vínculo para varios hermanos que están buscando iglesias sanas para congregarse. No todo es guasa. También hay divulgación teológica y servicio cristiano.
Ojalá que todas las páginas de “memes” y “troles” cristianos siguieran un patrón similar. Pero no es así. He notado con preocupación que hay sitios de “memes reformados” que -como a veces se dice- se están saliendo o ya se salieron literalmente de control. Lo que empezó como algo divertido y útil se tornó en un espacio pernicioso, poco edificante, vulgar y alienado de la piedad cristiana. Reunió a un montón de cínicos en potencia -todos lo somos, de algún modo- que encontraron la vía para deliberar al margen de las leyes de Dios y la disciplina cristiana.
¿Por qué me importa? Porque jóvenes de toda latinoamérica leen una cara del “humor reformado” que no tiene ya nada de cristiano. La retahíla sin fin adolece de propósito didáctico. Se trata de una especie de técnica de choque donde el sofisma ególatra supera por mucho el amor a la verdad. Han alcanzado las cimas del hartazgo y ya no les importa afirmar o negar cosas que en público, delante de la gente real, serían tan vergonzosas que evitarían declarar a como diera lugar. Por ejemplo, han llegado al colmo de afirmar que el Dr. R.C. Sproul no es presbiteriano ni reformado o que Paul Washer es un hereje. Que MacArthur es un ignorante y que Piper un “loquillo”. Es decir, han perdido la brújula ética de la espiritualidad cristiana y de la honestidad intelectual.
En sus justificaciones alegan al menos dos cosas: primera, que un trol o meme no es una vía para educar a nadie; y segunda, que si no te gusta no lo tienes que ver. Pero hay que comprender que todo lo que un cristiano hace debe hacerlo para la gloria de Dios (Col.3.17) y que ninguna acción a nombre de Cristo puede estar exenta de la rendición de cuentas eclesiástica cuando se convierte en un obstáculo para el Evangelio (cfr. Mt.16:18–19). Nada de lo que hacemos es “marginal” a la Palabra de Dios. El contenido de nuestras publicaciones debería mostrar nuestro interés genuino por comunicar al mundo la verdad, y los frutos del Espíritu tendrían que ser prevalentes en la forma en que nos expresamos. Seguro que el exceso en las expresiones nos ha ocurrido a todos alguna vez. Pero eso es distinto a que se convierta en tu ministerio.
Quizá el existencialismo encontró en algunos jóvenes cristianos una manera de sobrevivir. El ánimo de filósofos como Sartré, Ciorán, Nietszche,Hitchens y compañía, todos enemigos de Dios, se puede entrever en ciertos memes donde es evidente el desgaste moral y el agotamiento ideológico que lleva a la gente a renunciar a las razones y sentido común, y para el caso de la fe, a las razones bíblicas. Hay un espíritu “schopenahueriano” entre nuevos reformados que confunden el pesimismo y el “te lo digo en tu cara” con el valor, la entereza y la hombría escriturales. Algunos emergentes y personas que odian al calvinismo están aprovechando la ocasión para celebrar lo que piensan es el resultado de la ignorancia y tergiversación agustinianas. Y sinceramente no hay como defenderlos porque se clavan solos. Pero ese no es el legado ni puritano, ni reformado, ni agustiniano, ni presbiteriano, ni calvinista. La fe reformada no existe para denostar. No es una “herramienta” apologética. No es un discurso de odio.
Conviene distinguir entre la guerra contra la corrección política por amor a la verdad y el pretexto para pecar siendo vulgares, groseros e inconsistentes (cfr. Mt.5:22 y ss). Ser “políticamente incorrecto” no significa escupirte a la cara y reírme sin ton ni son de tu cosmovisión bíblica inmersionista, escatológica o sacramental. Todos hacemos algunas bromas al respecto. Pero no para arruinarnos. A veces ocurren para incluso fortalecer nuestra amistad. Ser “políticamente incorrecto” quiere decir que hablas la verdad que el mundo, sus deseos y vanaglorias no quieren oír, del modo en que Dios lo ha dispuesto. Sí. Dios de antemano nos ha dejado hasta una guía para el debate. No la guía de Lutero o Knox. La guía del Espíritu Santo revelada en las Sagradas Escrituras: corrección tierna, mansa y reverente (2 Ti.2:24–26; 1 P.3.15). Más adelante ahondaremos en ello.
Lo que ordena el Señor
Dice la Escritura que la lengua -lo que decimos y la forma en que lo decimos- puede ser agente de destrucción:
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros , sabiendo que recibiremos un juicio más severo. Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida. Porque todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano, pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga? ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce (Santiago 3:1-12).
Nuestra manera de hablar puede “inflamar el curso de la vida” y ser “un mar turbulento y lleno de veneno”. La paradoja es esta: con la lengua maldecimos y bendecimos. ¿Acaso no es el “meme reformado” a veces “agua amarga y salada” vehículo de maldición para los hombres creados a la imagen de Dios? ¿No es una agravante que a pesar de conocer las Escrituras procedamos deliberadamente a maldecir aún a nuestros propios hermanos en la fe?
Dios ordena que “esto no debe ser así”. La sabiduría está lejos de la arrogancia porque
Esta sabiduría (del mundo) no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala (Santiago 3:15–16).
Tenemos que dominar la ambición de la vanagloria personal, de salirnos con la nuestra y tener todo el tiempo la razón. El celo que es conforme al mundo es criminal y demoledor. Ese celo dice que no se puede ocupar el mismo mundo si el otro piensa distinto. Hay “troles” que se esconden argumentando que lo único que hacen es defenderse de los ataques de otros cristianos. Esto es también insulso. Jesús nos enseña que ceder no significa ser derrotado. En su hora cruenta guardó silencio y habló solo lo necesario (Mt.26:57–68;27.14) pero siempre tuvo la victoria por medio de su obediencia. Es la obediencia a la Palabra la que te hace vencedor, y no una disertación brillante o-para el caso de muchos memes- una ilustración descompuesta y en ocasiones hasta ridícula. Estamos llamados a evitar la “vana palabrería” y las “discusiones inútiles” (2 Ti.2.23;1 Ti.6:3–4).
Dice también la Palabra de Dios:
Corte el Señor todo labio lisonjero, la lengua que habla con exageración (Salmos 12:3).
El “troll” que busca prevalecer con su lengua se está oponiendo a Dios y su sabio consejo. A veces el autor del meme es condescendiente a su modo, y le gusta rematar con expresiones que se pudieran resumir en un “dí que no te fue peor”. Por definición, los troles tóxicos no aceptan la corrección. El trol en comento es un alter ego, un espacio de completa libertad para despotricar sin rendirle cuentas a nadie. Los pastores deberían hablar con sus jóvenes sobre esto y apercibirlos de que ningún cristiano está autorizado a destruir la comunión cristiana ni en la Iglesia ni en Internet. He escrito extensamente sobre el sectarismo reformado en otro lugar (se puede leer aquí), pero no está por demás afirmar que existe una diferencia entre nuestros interlocutores hostiles a la fe entregada a los santos de una vez para siempre (Jud.3), y aquellos que pertenecen a la Iglesia y que coinciden con nosotros en las doctrinas fundamentales. Los que intentan refutar que la separación “doctrina fundamental/doctrina secundaria” es una creación posmoderna antiortodoxa pueden leer aquel trabajo para una respuesta adecuada.
Mateo 23:1–36
Existe una sección en el Evangelio de Mateo que es usada por los “troles” para alimentar el tono de la ofensa contra sus opositores. No me voy a ocupar aquí del argumento medieval que dice que el lenguaje soez y cortante de los reformadores los autoriza a actuar del mismo modo contra sus contemporáneos. La piedad medieval tenía mucho fanatismo propio de la época. Roma era instrasigente y los teólogos protestantes no obraron de forma diferente. Pero aún estos distinguieron entre los negadores del Evangelio y los hermanos en la fe con los que tenían algunas diferencias (v.gr. Calvino, Lutero y Knox).
Jesús enfrenta a los escribas y fariseos. A ellos -porque decían una cosa y obraban de otra manera (Mt.23.3)- el Señor les dice “hipócritas” “guías ciegos” “insensatos” “llenos de robo y desenfreno” “hijos del infierno” “sepulcros blanqueados” “iniquos” “serpientes” “camada de víboras” y “asesinos”. ¿No es este el lenguaje del trol? ¿Quién acusaría entonces al que habla como su Señor? El problema es que el “trol” olvida que Jesús no está hablando a la Iglesia -sus discípulos y los que aguardaban al Mesías prometido- sino a los hijos del Diablo (Jn.8.44). No es el anglicano, el bautista, el presbiteriano o el pentecostal el que debería recibir estos ayes a no ser que se alejara de los dogmas bíblicos esenciales. Estos son nuestros hermanos. Son hijos de Dios y no hijos del Diablo. No deberíamos actuar contra ningún individuo en la Iglesia hasta estar seguros de que en efecto han apostatado de la fe. Y aún así el proceso de disciplina eclesiástica no tiene nada que ver, en principio, con procesos ventilados en las redes sociales (Mt.18:15–20).
Hay que notar que Jesús no se llevó de corbata a ninguna persona. Él discernía y oraba. Era capaz de esperar y educar según la Palabra de su Padre. Por eso Nicodemo, el fariseo, no es expuesto por Jesús ni etiquetado como en Mt.23. El Señor le enseña que hay que nacer de nuevo y le indica que la sabiduría es diferente de lo que su secta ha estado practicando (Jn.3). Al “trol” tóxico parece no importarle el alma humana, la instrucción y la corrección en la piedad (2 Ti. 2:24–26). Importa poco que el apóstol haya enseñado que teníamos que “corregir tiernamente a los que se oponen”, máxime cuando Pablo está hablando de arrepentimiento y no de hilos de discusión interminables y pesados sobre si uno se bautiza por inmersión o aspersión. A estas alturas un niño no debería de tener la autorización de sus padres para leer comentarios que se acostumbran en sitios de memes, por su contenido cuasialtisonante e innecesariamente divisivo. Así es. También los cristianos tenemos nuestra clasificación A,B y C, y su control parental…
¿Entonces qué?
Estas precisiones no significan que los troles y memes cristianos sean pecaminosos en sí mismos. Lo que sí está pasando es que fungiendo algunos de estos como plataforma la irreverencia y la irresponsabilidad para con la unidad cristiana se están legitimado a paso acelerado. Antes eras corregido por insolente, cretino y chismoso. Hoy si eres así te puedes ganar un montón de seguidores en las redes sociales. ¿Cuando cambiaron las cosas?
Te desafío, joven cristiano, a meditar en estas cosas más allá de tu natural pasión por debatir. No te justifiques porque no hay justificación ética para el que se burla de la Iglesia. No confundas la exposición ordenada de la Biblia con el prurito mental de demostrarte a ti mismo que eres capaz de elaborar racionalmente. Si eres un privilegiado intelectual considera usar ese don e impetu para crear un humor sano, estimulante y con estilo que en verdad busque la gloria de Dios. Busca la sabiduría de Jesús:
Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía. Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz (Santiago 3:17–18).
No lo tomes personal. Dios y no los demás será el que nos juzgue al final.
Este artículo fue publicado originalmente en https://medium.com/@JPauloMartinez/el-meme-reformado-y-las-cimas-del-hartazgo-4883febf7c6#.h2ln5x3yk .Publicado con permiso expreso del autor.
Excelente articulo, muy de acuerdo a lo que se ve en las redes sociales actualmente.