Por Jorge Rivera
El propósito más alto de Dios es su propia gloria, y la venida de Cristo al mundo tuvo lugar para llevar a efecto ese propósito. Y el hombre no puede desear ninguna felicidad mayor que lo que resulta de ahí—paz y buena voluntad—y estas dos vinieron al mundo junto con Cristo. – EZEKIEL HOPKINS
Uno de los pasajes que considero más citados en esta época navideña y uno de los más conocidos se encuentra en Lucas:
Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad». Lucas 2.11-14.
Quiero poder disfrutar con ustedes esta navidad, recordando juntos las maravillas que encontramos en este pasaje, enfocándonos en el versículo 14:
«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».
Experimenta la Paz que Él trae.
Veamos algunas traducciones de la segunda parte del versículo que estoy planteando:
RVR60: “Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”.
NVI: “y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”.
NBLH: “Y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace”.
TLA: “y paz en la tierra para todos los que Dios ama”.
La idea es que, incluso con la oferta de Dios, de darnos paz a todo el mundo, solo Su pueblo, a quienes llamó, escogió el pueblo que recibe a Cristo Su Hijo y confía en Él como Su Salvador, Mesías y único Señor experimentará la paz que Él trae.
Veamos un pasaje para mostrarte otro destello de esta hermosa y profunda verdad:
“Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa” (Esta es la oferta de paz a todos) Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y, si no, la bendición no se cumplirá”. (Lucas 10.5-6).
La paz de Dios en Cristo es ofrecida a todo el mundo, pero solamente los “hijos de paz” la reciben.
Quizás puedes estar pensando en las siguientes preguntas: ¿Cómo sé si soy un hijo de paz? ¿Cómo sé si soy parte de la promesa que el ángel anuncia: “ paz a los que gozan de Su buena voluntad”? La respuesta que puedo darte es esta: Porque recibes al Pacificador, recibes a Jesús.
El enfoque de la Paz.
EL propósito de Dios es darte paz al convertirse Él en la Persona más gloriosa, bella, suprema e importante de tu vida. Cinco veces puedes observar en el Nuevo testamento que Él es llamado el “Dios de Paz” ( Romanos 15.13; 16.20; Filipenses 4.9; 1 Tesalonicenses 5.23; Hebreos 13.20). Y Pablo dijo: “Porque Cristo es nuestra paz” (Efesios 2.14).
Esto quiere decir que la paz de Dios, o la paz que Cristo nos da, nunca jamás podrán ser separadas de Dios mismo y de Cristo mismo. Si queremos que Su paz gobierne nuestras vidas, Dios debe gobernar nuestras vidas y eso no nos gusta. El simple hecho de pensar que yo no soy el centro del universo, el rey de mi vida es algo que molesta y llega directamente a nuestro orgullo de pretender ser el dios de nuestras vidas (Génesis 3.5), odiamos rendir cuentas, odiamos el tener jefes, odiamos que esta vida no trate exclusivamente de nosotros y por eso chocamos con la idea de que debe ser Dios el centro de mi vida, el soberano de mis planes, el gobernador absoluto y a quien le pertenece todo.
El propósito de Dios para ti no es darte paz sin que antes Él gobierne sobre tu vida. Su propósito es darte paz al ser Él la persona que más llene tu vida.
Así que la clave para entender esta paz es mantener unido lo que los ángeles mantuvieron unido: La gloria de Dios y la paz de los que gozan de su buena voluntad. Un corazón que ha conocido la gloria de Dios, disfrutara de la paz de Dios. Y solo la fe en las promesas de Dios que son nuestras en Jesús mantienen juntos estos dos elementos.
“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Romanos 15.13)
En otras palabras, la forma como las promesas de Dios se hacen una realidad para nosotros y nos producen paz es cuando las creemos. Si nuestra paz no está basada en Él todas nuestras experiencias de paz serán superficiales y temporales (Romanos 5.1).
En esta navidad disfruta de Su paz, porque la ira ha sido quitada de sobre ti, gracias a que Él proveyó un sacrificio por medio Cristo, Su Hijo.
En Esta navidad ve a Cristo como tu mayor fuente de satisfacción y paz encontrando en Él esa identidad y valor que has pretendido encontrar en este mundo caído.
En esta navidad tenemos paz para con Dios. No necesitamos temer más ”Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor”. Es por esto que Él vino, en un dia, a una ciudad, como el Salvador, Mesías y Soberano. Que Dios reciba la gloria, y que tú recibas la paz.
Que el Dios de Paz te dé paz, y recibas Su gloria. Amen.