Por Chris Li
“Black Mirror” es una serie de televisión británica, creada por Charlie Brooker, la cual debutó en el 2011. Poco después de que Netflix eligiera el programa aclamado por la crítica (estreno de la cuarta temporada en Netflix), se convirtió en una de las opciones de ciencia ficción más comentadas en los últimos tiempos. Inspirada por “The Twilight Zone”, Brooker ya descrito a “Black Mirror” como la combinación única de “sátira, tecnología, lo absurdo y una pizca de sorpresa”.
Los críticos han resaltado cómo el show se crea “entre deleite e incomodidad” y es “al mismo tiempo asombro y horror”. De hecho, Black Mirror hace un trabajo magistral mostrando con inquietantes detalles las formas en la que la tecnología está formando a la sociedad. Y a pesar de que es muy oscura y no es para verla casualmente, la serie Black Mirror es interesante y convincente porque habla acerca del hogar y da pistas hacia donde se dirige el hogar.
El lado oscuro de la tecnología
El avance tecnológico promete dar vida a los sueños, pero Black Mirror vívidamente muestra que esos sueños pueden volverse pesadillas. La tecnología es más neutral que malvada, pero es increíblemente poderosa. Así como el dinero es neutral y poderoso (el amor a él, después de todo, es la “raíz de todos los males” 1 Timoteo 6:10), también lo es la tecnología. Tanto el dinero como la tecnología tienen una línea directa a nuestros deseos, sean buenos o malos, y pueden ser un camino para bendecir o maldecir.
Pero Black Mirror no sólo es sobre tecnología. Usa la tecnología como tema de fondo, pero también refleja las realidades de la sociedad actual en un sentido más amplio.
Brooker dijo: “Cada episodio tiene un caso distinto, una configuración distinta e incluso una realidad distinta. Pero todo se trata de la forma en la que vivimos ahora y la forma en la que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes”.
El título de Black Mirror (Espejo Negro) nos ayuda a entender la manera de ver la serie. Cuando nuestros aparatos electrónicos se apagan, nuestras pantallas se vuelven literalmente espejos negros en los que podemos reflejarnos. Tan poderosa como la tecnología se vuelve, su poder más grande es en cómo refleja quienes somos y qué decidimos hacer. Como lo dijo Brooker: “No es un problema tecnológico el que tenemos, es un problema humano”.
De hecho, la tecnología no es el villano, nunca será la tecnología. El problema es un problema humano, porque es un problema de pecado. La tecnología es simplemente un cómplice. El villano siempre será un humano. El lado oscuro de la tecnología en Black Mirror es sólo una extensión de la oscuridad en nosotros mismos.
Historias advertidas
Por mucho que Black Mirror habla directamente de la sociedad moderna, también habla sobre el futuro cercano “en un lapso de 10 minutos”.
La mayoría de los episodios terminan sombríamente: con aislamiento, epifanías deprimentes, familias desintegradas, esclavitud, encarcelamiento, chantaje, adulterio, muerte y asesinato (la tercer temporada “San Junipero” es la única excepción). En alguna manera, Black Mirror es como el libro de Jueces establecido en un futuro cercano, con espirales descendentes de pecado, que provienen de fuentes más internas que externas. El ominoso verso en los Jueces: “Todos hicieron lo que era correcto a sus propios ojos” (Jueces 17:6, 18:1, 19:1, 21:25) también podría servir como un vil resumen de la adopción indiscriminada de la tecnología en la actualidad. En el momento en el que muchos de nosotros abrazamos la innovación tecnológica con devoción casi religiosa (el último producto de Apple o Tesla, por ejemplo), quizás deberíamos tener más cuidado.
Black Mirror nos recuerda que la tecnología revela quienes somos, pero también, cómo nos cambia. Llevamos esos aparatos en nuestras manos, pero en ocasiones somos nosotros los que estamos siendo adaptados y moldeados. Si no somos cuidadosos, la tecnología puede sobre estimulemos, aislarnos, esclavizarnos y hacer que nos alejemos no sólo de otras personas, sino también de Dios. La tecnología puede llevarnos al silencio en nuestras vidas. Puede distraernos de preocuparnos por las personas que están frente a nosotros. Puede deshumanizar a otros y a nosotros mismos. Puede crear dependencias no saludables. Puede convertirse en un ídolo que toma el lugar de Dios. Puede hacernos olvidar a quien nos llamó Dios a ser y lo que Dios nos ha mandado a hacer.
Quizás pensamos que Black Mirror está muy alejado de la realidad, pero estos episodios nos traen una clara lección de quienes somos ahora y que podríamos ser algún día.
Tecnología que acaba con la Teología
El universo distópico en cada episodio de Black Mirror da la libertad a Brooker a explorar temas difíciles. Pocas redes elegirían una serie centrada en el racismo. Pero si el racismo es presentado “en un mundo metafórico y cuasi ficticio”, entonces se volvería encantadora.
Black Mirror aborda la política, el capitalismo, las redes sociales, la propaganda, la guerra, la inteligencia artificial, la justicia penal, la privacidad, la realidad virtual, la inmortalidad y todo lo demás. En cada episodio, se presentan preguntas morales difíciles a los personajes, e inevitablemente, también a nosotros los espectadores. La tecnología puede ser neutral, pero los problemas presentados no lo son.
Como pastor de jóvenes, yo se que rápidamente puedo estar desinformado. Las preguntas que hacen y enfrentan mis alumnos, a menudo son planteadas por las nuevas tecnologías, son implacables y rápidas. Pero mis alumnos no están preparados para procesar estas nuevas preguntas. Es por eso que debemos tener cuidado de que la tecnología no supere nuestra teología. En una sociedad que evoluciona tecnológicamente, no debemos consumir a ciegas, sino luchar sabiamente. Estoy agradecido por los autores que proporcionan recursos para equipar a los cristianos a navegar a través de estas preguntas morales, espirituales y tecnológicas.
Las preguntas difíciles se manejan mejor en comunidad, no individualmente. Necesitamos que otros pastores, teólogos, políticos, maestros, estudiantes, atletas, artistas, corporativos y shows de televisión nos ayúdenla responderlas. No podemos anticipar cada escenario o prever cada consecuencia negativa que enfrentaremos, pero Black Mirror nos da algo para pensar.
La tecnología como ayuda y como horror
Tan horrible como maravillosa puede ser, Tun Keller nos recuerda que “la tecnología está ordenada a la raza humana por la Biblia”. Dios llama a la humanidad a someter a la tierra en Génesis 1, y da la tecnología como un medio para cumplir este mandato.
La tecnología ha hecho maravillas en el mundo. La rueda y el automóvil nos dieron movilidad. La imprenta y el internet nos dieron educación accesible. Los teléfonos inteligentes y las redes sociales nos dieron herramientas para conectarnos. La tecnología nos ha bendecido para ser más efectivos, eficientes, productivos e influyentes.
Deberíamos seguir utilizando la tecnología: computadoras, proyectores, sitios web, videos, podcasts, redes sociales, aplicaciones y cualquier otra cosa que surja, para amar a la Iglesia y alcanzar a los perdidos. Pero a medida que usamos la tecnología, no podemos ignorar sus horrores potenciales.
Black Mirror no es una serie para sentarse a ver todos los episodios en un día si es que eliges verla completamente. Más bien es una serie que se debe digerir lentamente, reflexionando no sólo sobre lo que muestra acerca del mundo cercano al futuro, sino también lo que refleja sobre nuestro pasado.
Nota del editor: Algunos episodios de Black Mirror muestran contenido explícito (lenguaje, violencia y desnudez) y temas maduros. Se recomienda precaución discernimiento al espectador.