El pecado es una fuerza destructiva que debe ser enfrentada con valentía. Ningún tiempo es adecuado para tolerar el pecado, tampoco lo es este tiempo que nos pertenece a nosotros como una generación que Dios ha levantado para que impacte este mundo con Santidad y Demostración del Poder y el Amor de Dios.
La iglesia está entrando en un mover especial de Dios, es algo que no podemos tomar a la ligera. Anhelamos más, y esos anhelos únicamente los podemos alcanzar con más Santidad.
Por eso hoy he decidido una vez más, confrontar de forma directa al pecado, aunque haya almas rebeldes que se opongan a esta predicación, pero dichas almas tendrán la oportunidad de encontrarse con el Evangelio de Jesucristo que les otorgará perdón de pecados y Salvación.
“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.” —Génesis 2.25
Adán y Eva fueron creados para vivir dentro de una atmósfera de inocencia y pureza, solo tenían que ser obedientes para permanecer así. Dios los creó sin que tuviesen que estar vestidos, fueron creados bajo la condición más pura e inocente que jamás haya podido experimentar la raza humana.
Moisés acá hace especial énfasis en que ambos, Adán y Eva estaban desnudos pero que tal desnudez no les provocaba vergüenza.
Podemos imaginar a Adán y Eva caminar por todo el huerto, desnudos, no habían prejuicios en su mente, no sentían ninguna pena al ser observados por Dios.
Imaginemos en estos tiempos:
- andar desnudos,
- venir a la iglesia desnudos,
- ir a trabajar desnudos,
- subirnos al bus desnudos,
- futbolistas jugando desnudos,
- un par de novios caminando por las calles desnudos,
- predicar desnudos
Con sólo pensarlo, puede despertar un morbo en nuestra mente, algo que nos puede causar risa o vergüenza con solo imaginarlo.
Nuestra mente no puede procesar tal cosa porque el estado de nuestra mente y nuestro corazón sufrió una depravación.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.” —Génesis 3.4–21
Cuando se desobedeció al mandamiento de Dios, el pecado entró y halló cabida en los corazones del hombre y la mujer. El pecado tuvo un efecto devastador en la vida de nuestros primeros Padres, Adán y Eva. La sabiduría de Dios que ellos creyeron que alcanzarían no era más que el conocimiento de la condición perversa en la que se encontraban luego de la desobediencia.
Una de las consecuencias inmediatas después de la transgresión fue:
La vergüenza:
Antes del pecado no se conocía la vergüenza, Dios había creado al hombre y la mujer con la capacidad de soportar la lluvia, el viento, los rayos del sol, el frío, los insectos.
Ellos comieron el fruto para que sus ojos fueran abiertos y alcanzar sabiduría, lo que no les dijo Satanás es que sus ojos iban a ser abiertos para su propia vergüenza y pesar.
Lo que antes no veían ahora lo podían ver, se vieron a sí mismos al descubierto:
- acusados,
- miserables por la rebelión,
- llenos de deshonra,
- despreciados por su propia conciencia,
La vergüenza los llevó a querer cubrir su desnudez con hojas de higueras:
Esto no es más que un hombre y una mujer queriendo solucionar los problemas con su propia sabiduría y mente caída, que en lugar de solventar la situación, la hace más vergonzosa.
El miedo:
Al ver su condición y lo vergonzoso de sus actos enseguida se apoderó de ellos el miedo.
La voz que tantas veces ellos escucharon antes, ahora esa misma voz los atemorizaba, no porque el Señor hubiera llegado como un juez airado, sino porque sus conciencias los acusaban por el pecado.
No era el momento para que el Señor se presentara con en el ardor de su furor, ese furor o esa ira estaba reservada para ser derramada posteriormente sobre la vida de Jesús en sustitución de los predeterminados para salvación, para otorgar el perdón por el pecado y la rebelión en la que había caído.
El efecto y la evidencia de su miedo: se escondieron de la presencia de Dios.
Fueron dotados de inteligencia, sin embargo, por causa del pecado perdieron el sentido de que Dios todo lo ve.
Y esa es la condición de muchísimas personas, por el pecado se siguen escondiendo de la presencia de Dios, sus conciencias los acusan y el pecado los gobierna para mantenerse separados de la comunión con Dios. Satanás ha de sentirse victorioso y satisfecho por la condición de esas personas. En ese estatus no soportaban un juicio por eso se escondieron para huir de la justicia divina.
Llegará el día de la Justicia Divina, pero mientras llega ese día, Dios, en Su misericordia, gracia y bondad sigue proveyendo una oportunidad para que todo pecador que ha intentado tapar su desnudez:
- con sus propias fuerzas,
- con su propia justicia,
- con su propio delantal de higueras
Pueda ser SALVO a través de Jesucristo, a través de Su muerte, crucifixión y resurrección y sea cubierto con las pieles del cordero sin defecto, sin mancha, sin pecado.
- Ya no más delantales de higueras,
- Ya no más vergüenza,
- Ya no más culpabilidad,
- Ya no más huir,
- Ya no más esconderse,
Debemos salir y dar la cara, nosotros no podemos vestirnos, Él si puede quitar nuestra vergüenza.
Dentro de todos los efectos trágicos del pecado, está el efecto de la vergüenza.
El pecado cierra unos ojos y abre otros.
- Produce ceguera moral y espiritual.
- Pero también abre los ojos de la lujuria y la vergüenza.
La vergüenza puede tener dos aspectos:
Uno negativo:
Es cuando Satanás aprovecha la vergüenza del pecador para acusarlo, para engañarlo aún más y para que vea a Dios bajo la perspectiva incorrecta, que lo vea primero como un Juez antes que como un Padre que, antes de condenar, desea perdonar.
Otro positivo:
Es cuando el pecador ha reconocido su falta, ha reconocido su desnudez y a través de la vergüenza que siente, decide pedir perdón y arrepentirse delante de Dios.
El pecado es el problema más serio de la humanidad. Este es el problema que la humanidad debería de preocuparse más por resolver, sin embargo, está haciendo todo lo contrario.
La realidad actual es esta:
En el mundo:
- Hombres y mujeres han perdido la vergüenza y han caído en el descaro de desnudarse en las revistas, periódicos, televisión, internet, etc.
- Antes se pagaba en internet por ver pornografía, ahora está a la disposición de todos los que tengan acceso a internet.
- Los periódicos, las películas, las revistas están infestadas de pornografía.
- Hay países donde hombres y mujeres tienen relaciones sexuales a la luz del día en lugares públicos.
- Mujeres se exhiben desnudas en vitrinas en ciudades donde han perdido la decencia y el pudor como Holanda y otros países.
- Hay mujeres que ya no quieren taparse los senos porque dicen que si los hombres tienen el derecho de andar sin camisa, ellas también tienen el derecho de andar sin blusa y sostén.
- Las pocas hojas de higuera que tenía el mundo se las están quitando porque han caído en la peor depravación.
Ya no sienten vergüenza ni pesar por su condición. Dios no les importa.
En la iglesia:
- Hay hombres seductores, queriendo mostrar sus atributos musculosos.
- Hombres llenos de lujuria que desnudan a las mujeres con las miradas desvergonzadas.
- Mujeres con grandes escotes en la iglesia mostrando lo que no deben, cuando debieran ser mujeres llenas de decoro y de pudor.
- Maridos que no ven que sus mujeres andan vestidas solo con hojas de higuera, enseñando más de lo que no deben a los que no son sus maridos.
- Mujeres adoptando modas mundanas, sirviendo de tentación para hombres que están dentro de la iglesia.
- Hombres y mujeres descarados, que luego de venir a un culto a Dios, siguen fornicando al salir de la iglesia.
- Hombre y mujeres que esconden su otra vida, insensatos, Dios los está observando.
A pesar de que no era la actitud de desobediencia la que tuvieron que haber mostrado Adán y Eva, al menos sintieron vergüenza ante un Dios que es Santo. Pero el mundo de hoy ya no siente vergüenza ni tristeza por el pecado. Es un mundo que ya no le importa andar desnudo ante Dios y ante los hombres. El mundo está aprobando leyes de homosexualismo, lesbianismo, aborto, legalización de drogas sin que les importe que dice Dios en Su Santa Palabra.
Adán y Eva se escondieron, el mundo es descarado, ya ni si quiera se esconde para hacer lo malo. No quieras cubrir tu desnudez sólo con delantales de higuera, no quieras cubrir tus faltas con tu propio conocimiento y entendimiento de la vida. Tus propias vestiduras no resuelven nada, al contrario, acarreas más vergüenza para ti y tu familia.
Dios, antes de juzgarte, quiere cubrirte, quiere vestirte, las vestiduras que Él otorga quitan toda desnudez y vergüenza de nuestras vidas. Las vestiduras que Él nos provee son túnicas de pieles, que representan el sacrificio del Cordero, el Sacrificio de Cristo.
Deja que Él te cubra hoy con su perdón y su gracia. Jesús fue sacrificado para proveerte nuevas vestiduras. Si has pecado, siente vergüenza y pesar, pero no te escondas ni huyas, no sientas miedo. Jesús no vino a condenarte, Él vino a salvarte, Él vino a vestirte, vino a cubrir tu desnudez por causa del pecado. Para que Él te pueda vestir, tuvo que dar Su vida, las pieles que lo cubrían a Él como cordero santo y sin pecado, ahora están disponibles para nosotros.
No seas como todos los demás, acepta el sacrificio y las vestiduras que quitan tu deshonra y vergüenza.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬
[wpdm_file id=69 title=”true” ]
[printfriendly]