Por Eduardo Calleja Alderete
Recuerdo cuando mi padre terrenal me castigó por varias travesuras que hice a lo largo de mi infancia y adolescencia. Por mencionar solo un ejemplo, una vez le disparé con mi pistola de agua al foco prendido que alumbraba la puerta de entrada en la casa de mis padres, me encantaba ver como salía humo blanco del foco caliente para terminar con una gran explosión! Esa gran explosión, se escuchó en toda la casa y los pedazos de vidrios volaron por todo el recibidor, acto seguido, y plenamente consciente de que estaba en problemas, salí corriendo a toda velocidad para esconder mi pistola de agua y la aventé debajo de la mesa del comedor, acto seguido, regresé al recibidor y vi a mi padre Carlos bajando la escaleras. No sabía que decir, lo único que quería era salir del problema en el que me había metido y lo único que se ocurrió fue lanzar la siguiente pregunta: Qué pasó? con un tono que pretendía simular un “asombro” por esa gran explosión. Por supuesto, la medida disciplinaria llegó inmediatamente y la parte trasera de mi cabeza fue el receptor en dos ocasiones de esa medida disciplinaria, la primera acción disciplinaria fue por echarle agua a un foco prendido con el riesgo de recibir una descarga eléctrica a través de la conducción de la electricidad por medio del agua y la segunda acción disciplinaria recibida por mi cabeza fue por mentiroso al intentar esconder mi travesura.
Desde que respondí al evangelio, experimenté lo que la Biblia dice acerca de ser hijo de Dios, ya que fui adoptado por la gracia de Dios a través de mi fe en la persona y obra de Jesús en la cruz y resurrección, de tal manera que a lo largo de mi vida como cristiano he pecado contra Dios y eso ha traído diversas disciplinas de parte de mi Padre celestial. Pero, qué dice la Biblia acerca de la disciplina divina? Te has preguntado: Está la persona y obra de Jesús presente en medio de la disciplina? O tal vez tu pregunta ha sido: Puedo aferrarme al evangelio de Jesús en el tiempo disciplinario? La respuesta a estas preguntas y otras que se harán a lo largo de esta serie se encuentra en la carta a los Hebreos 12:3-13.
La Biblia Textual dice en Hebreos 12:3a
“Considerad pues al que soportó tal contradicción de pecadores contra sí mismo,…”.
Lo primero que debes considerar cuando Dios te disciplina es:
LA DISCIPLINA ES CRISTO-CÉNTRICA
La obra de Jesús en la cruz es el mejor ejemplo de disciplina, a pesar que vivió una vida perfecta y sin pecado alguno, en un acto de humildad y obediencia, recibió la justa ira de Dios Padre a consecuencia de mi multitud de pecados, es decir, el castigo que yo merecía, Jesús lo sufrió. Dicho de otra manera, el Hijo Perfecto, Santo e inocente (Jesús) recibió la disciplina que le correspondía al hijo imperfecto, pecador y culpable (Yo. Y tú también!).
Con ésta gran verdad del evangelio, permíteme preguntarte: Será posible que consideres en medio de tu disciplina a Aquel que fue disciplinado a consecuencia de tu pecado? La respuesta a esta pregunta depende de ti. Sabes por qué me atrevo a decir que depende de ti? El verbo inicial del versículo 3, en el idioma original “analogísasthe” (Ἀναλογίσασθε) traducido al español como “considerad” está en modo imperativo, lo que quiere decir que el autor de la carta a los Hebreos te ordena o manda a reflexionar cuidadosamente, con esfuerzo y precisión en la obra de Jesús en medio de la disciplina.
Durante el tiempo en el cual he estado bajo la disciplina de mi Padre celestial (y terrenal también) te puedo garantizar una cosa: no es nada agradable, en cada disciplina que he recibido, sin duda alguna el sufrimiento ha estado presente, es decir, el tiempo de la disciplina no es un momento en el que pueda exclamar con alegría: como disfruto estar bajo la disciplina de Dios! Ésta gran verdad, la afirma el autor a los Hebreos en 12:11: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo,… ”, sin embargo, durante el tiempo de la disciplina de parte de Dios, es el momento ideal para que todo aquel que se ha apropiado de todas bendiciones que hay en Jesús a través de su fe en la persona y obra del Mesías en la cruz, considere todo lo que Jesús soportó y sufrió por causa de sus transgresiones contra Dios.
Jesús es el evangelio, en consecuencia, la consideración del sufrimiento del Mesías en la cruz en medio de la disciplina tiene una clara finalidad, la cual, será objeto del próximo artículo de esta serie titulada “El evangelio en medio de la disciplina”.