Por Salime Wheaterford
¿Cómo conoces tu miseria? Respuesta: Por la Ley de Dios (Rom. 3:20).
Jean Rousseau promovió la teoría de que nacemos siendo buenos pero la sociedad nos corrompe. Nunca tuvo hijos. La realidad es que cualquier persona que haya observado a un niño de tan solo unos cuantos añitos habrá percibido un desafío innato, un quebrantamiento, la necesidad de romper las reglas, aun cuando estas reglas están hechas para proteger al niño. Existe una desconfianza persistente, una necesidad de independencia sin sentido. Pero cuando cuando leemos la Biblia comenzamos a entender de dónde vienen estas actitudes. La pregunta 3 del Catecismo de Heidelberg nos permite explorar y entender cómo conocemos nuestra miseria, nuestro quebrantamiento, a nuestras almas. Veamos lo que la Biblia nos dice en cuanto a nuestra miseria.
En cuanto abrimos abrimos la Biblia vemos a nuestro Dios perfecto que creó un mundo perfecto, con animales perfectos que viven en paz los unos con los otros. Vemos que Dios también creó al hombre y la mujer a Su imagen y semejanza. Una criatura llena de creatividad, amorosa, risueña: Adán y Eva (Gn. 1-2). En ese jardín perfecto, había 2 árboles especiales: El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal (Gn. 2: 9b). Y vemos como Dios le da todo a Adán y Eva. Pueden comer lo que quieran e ir a donde quieran. Vemos cómo pueden trabajar el jardín y el jardín les da comida y refugio. Y además pueden caminar con Dios. Ellos lo ven y lo disfrutan. No hay enfermedad, ni dolor, ni vergüenza, ni fracaso, ni envejecimiento, ni espinas, ni lágrimas. Todo es perfecto. La única regla que Dios les da es no comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Si comen de este árbol, morirán (Gn. 2:16). Esta es una muerte espiritual, una decadencia física, una pérdida total.
Pero hermana, aquí necesito hacer una pausa. ¿Por qué crees que Dios les dio esta única regla? ¿Fue porque a Dios le choca que Su creación sea feliz y por tanto quería que fueran miserables? ¡No! Tenían todo lo demás y todo lo demás era increíble! La verdad es que les dio esta regla por amor a ellos. Dios le dio a Adán y Eva una opción porque Dios no quiere robots. Él quiere corazones que quieran una relación con El. Necesitaban elegir. Podían elegir entre confiar en Dios y no comer de ese árbol, demostrando así su amor por Él o podían desobedecer. Dios estaba permitiendo que Adán y Eva tomaran una decisión con sus corazones: la opción de amar a Dios o amarse a sí mismos.
Pero hay otra cosa implícita en el nombre del árbol: Conocimiento del Bien y del MAL. Adán y Eva conocían el bien, experimentaban el bien, vivían en el bien. ¿Por qué carambas alguien que tiene el bien escoge el mal? ¡Dios los estaba salvando del dolor! Los amaba y por tanto les había dado esta regla. De la misma manera Dios nos ama y nos advierte y nos dice, pero Dios también nos da opciones, y ahí es donde entra la responsabilidad humana.
Continuamos leyendo y se nos presenta a un ser malvado: Satanás. No se nos dice mucho, excepto que la serpiente era más astuta que cualquier otra bestia que Dios había hecho (Gn. 3:1). Pero al explorar la Biblia, leemos que Satanás trató de hacerse a sí mismo como Dios y organizó un golpe de estado que terminó en su eliminación permanente del Cielo (Isaías 14: 12-15, Ezequiel 28: 12-19). Ahora él lucha contra Dios y contra Su creación con la expectativa de crear destrucción, donde se rompe la relación con Dios. Un ejemplo de esta batalla se da en Mateo 4: 1-11.
Así que esta serpiente malvada entra al jardín perfecto del Edén y odia a Adán y a Eva porque eran las criaturas amadas De Dios. Y les dice, “Que que? Dios te dijo que te comieras esa fruta deliciosa? ¿De verdad? Ay que amargado! ¿De verdad te ama? Porque si te amara, te dejaría comer de ese árbol!”. Y al no ver que lo tenían todo y que todo era bueno, comieron. Viene la caída y todo lo bueno inicia el proceso de muerte y de decadencia. El dolor, el sufrimiento, las lágrimas, la vergüenza, la culpa, todo se llena de malo… tal como Dios lo había dicho.
La realidad es que si tú o yo estuviéramos en los zapatos de Eva, hubiéramos hecho lo mismo. De hecho, tú y yo tomamos la misma elección todos los días. Cuando buscamos nuestra gloria, cuando nos quejamos con Dios por lo que no tenemos, cuando damos lo que tenemos por sentado, cuando no pasamos tiempo con Dios, cuando desobedecemos Su voz, cuando … ves que tienes la misma opción y tu elección siempre te lleva a la miseria, al pecado, a la muerte. Escoges el mal cuando Dios quiere el bien.
Lo bueno de Dios es que Él todavía nos ama y allí, en Génesis 3:15, tenemos la promesa de Jesús. De un Hijo de una mujer que sería herido por Satanás pero Quien lo derrotaría.
Hoy hermana, te dejo allí … con un poco de esperanza. Quiero que te tomes tiempo para entender tu miseria. ¿Qué creó Dios y qué elegiste? Buscar elementos de este gemido y de estos dolores (Ro. 8:22) en tu hoy y ve como esto es fruto de las elecciones que tomas. Las elecciones del yo en lugar De Dios, la elección de la desobediencia en lugar de la obediencia, de la duda en lugar de la fe y la confianza. Y cuando sientas la pesadez de esta realidad, quiero que vayas ante Dios y te arrepientas y pidas perdón en Jesús … porque al final, esa, querida hermana, es nuestra única esperanza.