Por Pablo Gutiérrez
Lo que mantiene a las personas en el Nuevo Movimiento Apostólico
No ordeno estas cosas como un apóstol: porque “¿quién soy yo, o qué es la casa de mi padre,” para [yo] pretender ser igual en honor a ellos? Pero como vuestro “compañero de armas”, tengo una posición de uno que [simplemente] os amonesta. —Ignacio de Antioquía, a los filadelfianos, IV.
Comenzaremos esta segunda parte reflexionando sobre el por qué muchas personas se mantienen dentro del nuevo movimiento apostólico, también las razones que ocasionan confusión en la mente de muchos creyentes y que provocan que mucha gente tenga miedo a salir de ese movimiento, y en caso salgan, por qué muchos optan por no volver a congregarse más.
Apuntemos a que existen tres tipos, esencialmente, de personas dentro de estas iglesias: primero, quienes ostentan una posición de liderazgo, y quienes no. Cada una de las personas que forma parte de este grupo posee determinado rol que cumplir dentro del movimiento. Los líderes, por una parte, son los encargados de propagar las enseñanzas propias del grupo. En muchos casos, como se anotó anteriormente, hay enseñanzas sutilmente distanciadas de la ortodoxia cristiana, y en algunas excepciones hay enseñanzas abiertamente contrarias a todo lo que el cristianismo histórico ha sostenido.
Segundo, quienes, sin ostentar una posición de liderazgo, participan activamente en todo lo relativo a actividades de la congregación, admiran a los líderes y de una u otra forma, aspiran a tener u ocupar un cargo en el liderazgo o por lo menos sentirse parte de este. Podemos llamar a este grupo los involucrados.
Finalmente, aquellos que simplemente son asistentes, pero no se involucran y no están activa o directamente participando más que de reuniones esporádicas, y que eventualmente pueden salir del grupo sin mayor dificultad debido a su poco involucramiento con este, sea por lo cerrado del grupo o bien por propia decisión.
Por obvias razones nos enfocaremos en los primeros dos grupos o tipos indicados: el liderazgo y los involucrados. Y veremos como consecuentemente, es a los integrantes de estos grupos a quienes más les cuesta salir de este tipo de iglesias o movimientos, o cómo si salen, quedan en una situación de desgaste y vulnerabilidad, y por supuesto sin el mínimo deseo de volverse a congregar.
El Liderazgo
“Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: ‘Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.’” —Lucas 17:10
Por liderazgo dentro del nuevo movimiento apostólico ha de entenderse todo aquel que enseña: comenzando por el autodenominado apóstol (reconocido por los propios feligreses como tal) hasta quienes se encargan de propagar las enseñanzas emanadas de la febril mente del apóstol.
Debido a que estos grupos poseen estructuras rígidas y súper controladas, es posible que haya variables entre su esquema organizacional, pero básicamente el modelo es el mismo: el grupo o movimiento apostólico, gira en torno a su fundador y sus enseñanzas, sea que este se autodenomine apóstol, o no. En contadas ocasiones el líder supremo no ha sido al mismo tiempo el fundador, pero ha invertido gran parte de su vida en hacerlo como propio. Luego, debajo de él puede haber más gente que enseña, pero ninguna de estas personas debe contravenir sus enseñanzas y en la medida de lo posible, ser reiterante y conteste con lo que este personaje ha enseñado. Y tampoco ninguno de estos tiene la misma autoridad y preeminencia de la persona en cuestión.
Al más mínimo cuestionamiento o contradicción a las enseñanzas y revelaciones, quien se atreve a disentir de estas, está condenado al ostracismo del grupo en el mejor de los casos, siendo los casos extremos la expulsión mediante una exposición pública por osar contradecir lo que se enseña. De nuevo, en mis veintes fui testigo de esto en un sinnúmero de ocasiones: personas a quienes el propio apóstol principal había instalado como pastores o apóstoles o profetas, siendo expulsados por comenzar a levantar su propio imperio.
Quienes aspiran a sostener un cargo de liderazgo, y por ende, obtener el reconocimiento dentro del grupo, han de permanecer en lo que se les dice que deben enseñar y no diferir en absoluto con la visión y misión de la organización, so pena de ser expulsados o enviados lejos para que no haya quien contradiga al principal.
Lo que el movimiento ofrece entonces a los líderes sometidos a las enseñanzas propias del movimiento y a la dirección del principal, es reconocimiento público dentro del grupo, lo cual apela a los sentimientos de un corazón que ha sucumbido ante el anhelo de ser reconocido por otros hombres.
Los involucrados
Se ha propuesto que el liderazgo es una posición que puede llegar a ser una plataforma para obtener reconocimiento dentro del grupo, a menor escala que el reconocimiento que tiene el principal, pero reconocimiento al fin de cuentas. Algo que apela a uno de los instintos humanos que desde Edén se ha hecho evidente: el ser recipiente de una admiración y reverencia que corresponde únicamente a Dios.
Es por esto que los involucrados dentro del movimiento, en muchos casos, ansían una oportunidad para poder demostrar que son suficientemente aptos o capaces para poder tener una mínima cuota de liderazgo, ya que esto implicará reconocimiento dentro del grupo. El privilegio para enseñar es proporcional al grado de sumisión y obediencia que se dé al liderazgo.
Esto no se explica abiertamente, por supuesto, pero de manera tácita va implícito en los mensajes no verbales que se comunican dentro del grupo y que algunos logran decodificar de manera subconsciente. De tal cuenta que el sentido de pertenencia que existe en todo ser humano, encuentra una satisfacción no en saberse comprado por la sangre del Cordero que quita el pecado del mundo, sino en saber que tengo el privilegio o la oportunidad de llegar a servir dentro de este movimiento.
El miedo a salir y volverse a congregar
Debido al andamiaje que sostiene estos movimientos, estas iglesias, puede llegar a resultar en extremo difícil y complicado que un líder o un involucrado abandonen este grupo una vez comiencen a ser despertados por el Espíritu Santo en cuanto a que las enseñanzas y prácticas sostenidas por el grupo no son acordes a la Escritura.
Surgen muchísimos miedos, dudas y consecuencias: ¿y si de verdad, al salir de acá quedaré descubierto y sin cobertura? ¿Y si no vuelvo a tener la oportunidad de predicar? ¿Y si mi familia o amigos me llegan a tachar de hereje? ¿Y si pierdo mi salvación? ¿Y si no encuentro un lugar en donde congregarme? ¿Y si me critican o me tachan de nunca haber sido salvo en realidad? ¿Qué pasará con los privilegios que me han dado? ¿Valdrá la pena salir de acá y volverme a congregar? Entre muchas otras que desconozco, pero seguramente tú o alguien a quien conoces se plantearon alguna vez, o se están planteando actualmente.
Antes que nada, acá se debe aclarar que a pesar que en muchos casos ya hay muchas personas hoy por hoy, Dios quiera, leyendo estas líneas, que están siendo movidos a salir de esos lugares; sin embargo, es muy posible que se estén enfrentando a algunos cuestionamientos, dudas y temores de los enunciados en el párrafo anterior, o quizá otros; y no encuentran una respuesta a su situación, o bien, no ven con claridad.
Surgen miedos, principalmente el miedo a volverse a congregar: puede ser que al darte cuenta de que estabas (o estás) en una iglesia perteneciente al nuevo movimiento apostólico, pienses que todas las congregaciones sean iguales, o bien que no vale la pena buscar un nuevo lugar para hacer comunidad, ya que la otra te desgastó, te drenó. Te pido, en nombre de Aquel que compró una Iglesia al más alto precio, no caigas en el error de la generalización.
Hay testimonios de hermanos y hermanas en Cristo que al igual que tú, pasaron por esos momentos de incertidumbre en que tal vez te encuentras hoy, pero fortalecidos y guiados por el Espíritu Santo, tomaron la valiente decisión de obedecer a Dios antes que a los hombres y salir de esos movimientos que tanto daño hacen. Acá puedes ver sus testimonios (página en inglés) http://www.piratechristian.com/berean-examiner/
Las enseñanzas del nuevo movimiento apostólico están haciendo mucho daño, y no ver la necesidad que como cristianos tenemos de predicar el evangelio sin adulteraciones ni agregados, es imperativa. No se trata esto de un evangelio en el que yo tengo la razón porque voy a la iglesia tal; se trata de un evangelio que es accesible a todo aquel que crea en la suficiencia del sacrificio de Cristo en la cruz. El evangelio debe ser buenas noticias para toda persona, en cualquier circunstancia y sin necesidad de basarse en méritos propios para alcanzar algún tipo de status o posición distinta entre los creyentes. Tampoco es un evangelio de obediencia ciega, o bien de inacción ante las enseñanzas que contravienen la pureza bíblica.
En el siguiente artículo, nuestro editor en jefe compartirá parte de su testimonio, consejos para salir del movimiento y vencer, a través del poder del Espíritu Santo, el miedo a salir; y sobre todo, cómo encontrar una iglesia que predique el evangelio puro.
Si tú has salido de iglesias del nuevo movimiento apostólico, te invitamos a que nos envíes un correo con tu testimonio a info@evangelioverdadero.com.
Continuará…