Por Carolina Ortiz
Como médico, a veces encuentro difícil que las pacientes me comprendan de una forma clara y sencilla. Los términos médicos, el idioma o el contexto cultural y social nos hacen sentir como si estuviéramos en la torre de Babel hablando distintos lenguajes sin entendernos. Así que debo encontrar la forma de identificarme con ellas para poder comunicarme mejor.
¡Imagínate como es de importante que mis pacientes entiendan bien mis instrucciones!
Lo mismo pasa muchas veces con la iglesia: pareciera que hablamos un idioma distinto al del mundo y nos es difícil romper las barreras culturales y sociales; mientras que el mundo comprende cada día menos el mensaje de Cristo.
Muchas iglesias han buscado maneras para hacer el evangelio más atractivo haciendo uso de lo último de la tecnología o ajustando el mensaje cristiano de una forma que no incomode a las personas, otras hacen uso de lo que está de moda como canciones, películas, memes, incluso, leer cartas de “tarot cristiano” e incorporar a sus cultos elementos de la nueva era o místicos, por citar algunos ejemplos. Así es como se ven estas iglesias que se llaman relevantes, además que miden su éxito según el número de miembros que tienen.
Personalmente, considero que al enfocarse en la cultura del mundo para que las personas se congreguen, se priorizan los deseos del hombre y la iglesia deja de ser Cristocéntrica. El hacer cosas que parecen bíblicas pero no lo son, confunde a las personas y las lleva a prácticas pecaminosas.
El engaño del que debemos guardarnos, es que muchas iglesias se han vuelto más relevantes que bíblicas. La iglesia que busca impactar de esta forma, regularmente:
1. Suaviza el mensaje del evangelio.
Se evitan términos incómodos para el mundo. Al pecado se le llama fracaso, herida o ataque del enemigo. No se hace un llamado al arrepentimiento sino que se culpa a Satanás o a los demás por hacernos caer en situaciones pecaminosas sin evaluar nuestro propio corazón. No se promueve una vida de santidad sino de influencia.
Vivimos en la era post-moderna en donde las personas no desean verdades absolutas y las opiniones son subjetivas una a la par de otra. Los creyentes somos portadores de la verdad inmutable de Dios y ésta es la que mide nuestros pensamientos, deseos y acciones. Ocultar esto no hace verdaderos creyentes. El verdadero evangelio nos muestra la realidad de la condición humana, la desesperanza que tenemos de salvarnos a nosotros mismos, nos presenta a Cristo el Salvador y nos ayuda a perseverar en santidad. Éste no debería ser sustituido por temas como finanzas, motivación personal, política y otros. Estas enseñanzas no nos conducen a Cristo ni a la salvación, sino que se enfocan en la persona y en sus deseos. (1 Co 1:21). Distorsionar la Palabra de Dios para hacerla más cómoda para el mundo es desechar su belleza, subestimar el poder que tiene para salvar y hacer discípulos verdaderos.
2. Se enfoca en las demandas y comodidad de las personas.
Estamos llamados a amar y edificar a la congregación, no a entretenerla. Al alimentar la cultura de autosatisfacción y comodidad personal, las personas empiezan a creer que la música, el sermón, las instalaciones deben llenar sus expectativas para merecer la calificación de “una buena iglesia”. De esto depende su asistencia o no.
Como iglesia de Cristo nos reunimos para adorarle a Él, a compartir como comunidad los sacramentos que nos fortalecen para correr esta carrera con fe. El camino a la cruz es de sacrificio y auto negación, no de buscar la comodidad personal que nos llevará a motivos pecaminosos para congregarnos. (Hch. 2:42)
3. Sustituye la predicación bíblica por eventos relevantes
No digo que un evento llamativo no pueda ser usado para que las personas conozcan a Cristo, pero éste no puede priorizarse por encima de la predicación de la Palabra. Nuestra confianza es que a través de la ésta, el Espíritu Santo convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Jn. 16:8-11). Dios ha dispuesto salvar a los que mediante la necedad de la predicación reciben la fé. (1 Co. 1:21b)
Cristo impactó a la sociedad por ser portador de un mensaje que confronta el pecado pero también da esperanza. Sus instrumentos fueron el testimonio del Padre ante el mundo y la verdad de las Escrituras. Los frutos fueron visibles a través de sus discípulos que dispusieron sus vidas para predicar fielmente sus enseñanzas. Pablo, el apóstol para los gentiles, se acercó a una cultura pagana y extraña, sin condenación ni rechazo, pero sí con firmeza y sin negociar la verdad de Cristo.
Así como mis pacientes necesitan una explicación sencilla y clara pero sincera sobre su enfermedad, el mundo también necesita conocer su realidad espiritual. El evangelio sigue siendo igual de trascendente hoy como lo fue para las personas del primer siglo. La sociedad y cultura han cambiado pero la condición espiritual es la misma así como el llamado a seguir a Cristo y la forma de hacerlo.
No importa que compartamos el evangelio en una montaña o en un hotel cinco estrellas, porque finalmente, el valor está en el mensaje en sí y no en el lugar en donde se predique. Aunque no hayan recursos, hablemos sin miedo y con la verdad del evangelio pues éste tiene el Poder de Dios para salvación (Ro. 1:16).
Ante una época cambiante, Cristo es la Roca inconmovible. No maquillemos el camino. Está bien buscar maneras de disminuir las brechas culturales pero sin ceder un ápice de las verdades eternas. No busquemos un evangelio que se acomode a nuestras necesidades o a lo que nuestros oídos quieren escuchar. Andemos en el camino que ya ha sido trazado sin negarle el privilegio de la verdad a nadie.
“Una iglesia que es tal como el mundo, no tiene nada que ofrecerle al mismo”
John MacArthur
Fotografía por Unsplash.
HERMOSOS MENSAJES NOS EDIFICAN Y FORTALECEN DIOS LES BENDIGA