Por Melton L. Duncan
Cuando las legiones romanas invadieron Caledonia (hoy en día Escocia) a finales del siglo I d.C., fue dicho por el historiador Tácito que el poderoso jefe Calgaco surgió y movilizó sus tribus contra el poder de Roma, con la famosa frase, “Hacen un desierto, y ellos lo llaman paz”.
Hoy el pastor cristiano está también haciendo posturas similares para el cristianismo bíblico en medio del desierto secular creado por una cultura anti-cristiana. La Biblia describe a un fiel pastor como un anciano el cual vigila el rebaño y la casa de Dios. De acuerdo con Pablo, pastores/ancianos gobiernan la iglesia (Tito 1:5) y protegen las riquezas de Cristo (v. 9). Adicionalmente, ellos ministran a las personas por la enseñanza, reprensión, corrección, e instrucción en justicia (2 Timoteo 3:16).
Si alguna vez hubo una era en la historia cristiana en que los creyentes deberían estar comprometidos a orar por sus pastores, es ahora. Santiago reprende nuestra falta de oración cuando dice, “No tienen, porque no piden” (Santiago 4:2). ¿Y qué oraciones estamos haciendo a Dios por nuestros pastores? Déjame sugerir varias.
Que pueda deleitarse en la predicación
Si tu pastor no está siendo bendecido e instruido por la Palabra, es sumamente difícil que tú lo estés. Tu bienestar espiritual está directamente vinculado a la búsqueda del Señor que haga tu pastor en su preparación para el sagrado púlpito. Si él no está diligentemente buscando al Señor, tú no lo encontrarás a Él en su predicación.
Un pastor piadoso es un alegre, obediente heraldo del más elevado Rey. Su entusiasmo por proclamar la Palabra de Dios será contagioso e imparable, y será evidente a todo el que lo escuche que este es un hombre que conoce a su Dios. 2 Timoteo 4:1-2 dice:
En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha (toda) paciencia e instrucción.
Que pueda disfrutar el día del Señor
Dudo que muchas personas que se sientan semana tras semana en las bancas de sus iglesias no tienen idea de cuán difícil es un domingo para un pastor y su familia. Ora por los domingos de tu pastor. Robert Murray M’Cheyne dice: “Un sábado bien empleado sentimos que es un día del cielo en la tierra… Nos gusta levantarnos temprano esa mañana, y sentarnos tarde, para poder tener un largo día con Dios”.
Que pueda guiar bien su familia
Ora que Dios ayude a tu pastor en medio de las ocupaciones para que pruebe y vea que el Señor es bueno. Ora que sus niños crezcan amados y apreciados en la familia de la fe. Joel Beeke dice: “La adoración en la familia es la base de la crianza de los niños. Tal como la adoración en la familia va, entonces irá la familia. Los puritanos pensaban que la adoración en la familia era la columna vertebral de la sociedad”. Leemos en Deuteronomio 6:4-7:
Escucha, oh Israel, el Señores nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Que pueda tener corazón por el perdido
Que tu pastor tenga un amor como Cristo por el perdido y gozo en decir a otros sobre el Pastor-Rey. Si un hombre ama al Señor, él amará decir a otros la antigua historia del evangelio. Él también enseñará y modelará a otros un sentido renovado de evangelismo y misiones. Él es digno de recibir la gloria y el honor por Él (Apocalipsis 4:11). Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, es digno de recibir el galardón. Necesitamos que nuestros pastores tengan un celo por el perdido.
Que el Señor pueda protegerlo
Una creciente relación personal con Cristo suplirá la motivación y celo necesario para el deber del pastor para con Dios. Será agotador. Va a requerir un todo, total compromiso. Ora que Dios provea cada necesidad física y emocional para el llamado a servir. Los pastores seguido son objeto tentaciones espirituales únicas, por eso ora para que Dios proteja del maligno a estos hombres. Ora que ellos puedan guardarse y tengan santidad personal. Ora que ellos puedan aplicar los medios de gracia a sus propios corazones, por la ayuda de Dios.
Que pueda predicar el evangelio
Thomas Smyth de la histórica prebélica Segunda Iglesia Presbiteriana en Charleston, S.C., una vez acusó a un joven pastor diciendo:
La predicación es tu empleo preeminente, por lo que el Evangelio es la suma y la sustancia de tu predicación -el poder de Dios y la sabiduría de Dios para la salvación. Necesidad es puesta sobre ti, sí, ¡ay de ti si no predicas el Evangelio! …Predica a Cristo como se expone en el Evangelio -la suma y la sustancia del testimonio de Dios, y el autor de eterna salvación a todo el que cree en Él.
Predica – este glorioso Evangelio de las buenas nuevas- primero y último, en todo sentido, y en todo lugar, en público y en privado; en el púlpito y en el periódico; al vivo y al muerto; al perdido y al salvado.
Ora por tu pastor, ora como si tu propia vida y la de los que amas dependiera de ello.
Usado con permiso de Ministerios Ligonier. Puedes encontrar el artículo original en inglés aquí. Traducido por Azalea Jael.
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