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Por Walter Jolón. En la voz de Jorge Meléndez
“Pero el fruto del Espíritu es… Mansedumbre.” – Gal. 5:23
La mansedumbre es una gracia
Es una gracia porque no la podemos poseer por nosotros mismos; es una obra exclusiva del Espíritu Santo. Esta y las otras virtudes del fruto solo están presentes en la vida de un creyente cuando esa vida en su demostración de carácter y conducta es afectada por la resurrección y el nuevo nacimiento que el Espíritu Santo lleva a cabo dando vida a aquellos que estaban muertos en sus delitos y pecados (Ef. 2.1).
Cuando el Espíritu de Dios toma a una persona por habitación y mora allí, con gran certeza podemos afirmar que habrá fruto, esa persona será tierra fértil para que brote el fruto del Espíritu y con Él la virtud de la mansedumbre. Un hombre con esas características en su carácter y comportamiento será acreedor de las hermosas palabras de bendición que Jesús declara en el Monte de las Bienaventuranzas cuando dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mt. 5.5).
Jesús es manso
La máxima expresión de la mansedumbre es Jesús, sus memorables palabras “aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11.29) traspasan las edades y trascienden hasta la misma eternidad porque Él no cambia. Cuando fue humillado, torturado y castigado hasta la muerte no profirió palabras de maldición, no injurió a ninguno de sus adversarios, no insultó a sus verdugos; aquellos hombres que se mofaban del Mesías en su estado más débil, crítico y vergonzoso cuando decían “si eres el Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz” (Mt. 27.40) no escucharon palabras de resentimiento ni de amargura como respuesta, al contrario, el Manso y Humilde fue su intercesor, su intermediario ante el Padre, oró y pidió a Dios perdón por la manifestación grotesca de ignorancia de esos hombres: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc. 23.34); Jesús estaba vacío de orgullo y desbordante en mansedumbre y amor.
La mansedumbre es sabiduría
Ser manso no tiene nada que ver con ser tonto o dar señales de debilidad, como muchos lo hacen ver cuando dicen: “soy manso, pero no menso”. En mi país, Guatemala, eso significa “soy alguien tranquilo, pero no soy alguien tonto de quien puedes aprovecharte”, esas palabras se dicen de esa manera para hacer saber a las personas que no se pueden aprovechar de su actitud pacífica y amable. Quizá ese dicho puede venir de alguien donde el Espíritu Santo no habita, pero esas palabras no deberían de proceder de un cristiano, si así ha sido, este un buen momento para corregir.
No hay insensatez alguna en la mansedumbre. Nadie es tonto porque es manso, al contrario, el que es sabio será manso, y ser manso siempre será una actitud de sabiduría, y también humildad. Actuar en mansedumbre siempre será una respuesta en búsqueda del beneficio de los demás y actuar de esta manera principalmente hará que nos parezcamos más a nuestro Salvador.
Viviendo en mansedumbre
La mansedumbre no es debilidad de carácter, al contrario, una persona que no reacciona de manera violenta o airada posee un carácter fuerte que antepone la virtud ante el deseo carnal. ¿Es fácil responder con mansedumbre? Regularmente no lo es, el apóstol Pablo dijo que el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne (Ga. 5.17), entonces ¿es imposible ser manso? No, si el fruto del Espíritu está presente y soy responsable de evidenciarlo.
Cuando actuamos con mansedumbre cedemos por amor hacia los demás, actuamos en beneficio de otros porque la mansedumbre es lo opuesto a los arranques de ira, la impulsividad y el trato áspero y tosco hacia las demás personas.
Cuando pienses que alguien ha sido injusto contigo: tu jefe, tu mamá, tu esposo, tu esposa, tu hijo, la vida misma, no importa quién, piensa también en que Jesús recibió muchas injusticias, no las de los demás, sino las tuyas y también las mías, nuestras injusticias fueron puestas sobre Él, y el peso del pecado le costó Su propia vida.
“5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” —Isaías 53.5–7, RVR60
Meditemos en estas palabras para que sean siempre parte de nuestra vida y sean aplicadas al ver nuestra responsabilidad como creyentes y ser asistidos por el Espíritu Santo: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”
Actuemos con mansedumbre, aún en contra de nuestra propia comodidad, aún en nuestro demérito y el daño de nuestra reputación. Ante la angustia y la aflicción, ante la tensión que surge muchas veces en el hogar con el cónyuge o los hijos, los padres u otras personas, la fricción que se vive muchas veces en el lugar de trabajo, o en el centro de estudios; aún frente a nuestros enemigos, que la mansedumbre tape nuestra boca y aprisione nuestros pensamientos para que seamos capaces de responder sin enojo ni resentimiento, que la mansedumbre sea una virtud que madura junto con las demás virtudes, porque entonces serán una realidad en nuestras vidas las palabras de nuestro dulce Salvador: “aprended de mí” (Mt. 11.29), así seremos imitadores y nos pareceremos cada día más a nuestro amado Maestro, Señor y Salvador Jesucristo.
Manténte atento o atenta a la serie. Esperamos que la disfrutes y la compartas con tus hermanos de la iglesia, tus familiares, tus amigos y tus conocidos.
Pregunta: ¿Estás dispuesto a ser manso aunque eso no resulte en beneficio para ti? Déjanos un comentario presionando el botón.
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Gracias hermanos por estos estudios han sido de bendición. Me han confrontado y hecho entender mas esta parte de los frutos que por ser salvos se deben evidenciar en nosotros. he visto la grandeza de DIOS y la pequeñez de nosotros y el gran amor de Dios revelando su carácter de misericordia y clemencia por el mero querer de su voluntad. bendiciones y gracias
Hola @ladylorena:disqus, nos alegramos mucho que sean de bendición estos estudios. Gracias por compartirlo con nosotros y dejar tu comentario acá, bendiciones.
Gracias por aclararme la palabra “Mansedumbre”; creo que yo la practico siempre
Realmente me sirvió de mucho este artículo, son las palabras que necesitaba para alimentar mi espíritu. Dios les bendiga.
Gracias mis hermanos por estas palabras que a dejado. Reflexionar mi vida. Muchas bendiciones
Estamos para servirles, bendiciones.