Por Rebeca Galicia
La comunicación en la actualidad ha logrado romper una barrera de privacidad que antes se pensaba inquebrantable. El uso desmedido de las redes sociales ha captado toda la atención de tal modo que se ha descuidado la intimidad familiar. Tal vez se hace con plena conciencia, pero sin tomar precaución de las consecuencias que ello puede traer. Esto ha cegado y ha provocado una sociedad egoísta, deseos desmedidos por captar la atención, ambiciones y aspiraciones que pueden llegar a lo ficticio. “Pues, ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o pierde a sí mismo” (Lc. 9:25).
Poseer un dispositivo electrónico le da a cualquiera libre entrada al mundo virtual y todo lo que sea plasmado en internet, quedará un historial aún así sea eliminado posteriormente. Así que antes de cualquier publicación que se realice; se analicen las repercusiones que eso tendrá, pensar y dar ejemplo de lo que Dios demanda de sus hijos: “más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan”. (1P. 1:15-16).
Teniendo en mente cuatro de las redes sociales más influyentes en la actualidad: Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp es oportuno proporcionar algunos consejos que pueden ser de mucha utilidad y permitan tener un buen testimonio:
1- Hablar siempre con la verdad.
Al conocer la Palabra de Dios, se adquiere un conocimiento y a la vez una responsabilidad moral, esto permite distinguir lo correcto en cada acto. Antes de escribir, grabar, fotografiar, comentar, publicar, etc., si realmente aporta o beneficie a quienes lo leerán. La verdad es el estandarte, no se debe dejar a un lado, de lo contrario sería piedad en apariencia. Sin olvidar que Dios conoce hasta el más profundo de los pensamientos “Bienaventurados los de limpio corazón” (Mt. 5:8).
2- Ser precavido, cauteloso y prudente.
Anticiparse a los hechos que las interacciones puedan tener. Es menester recordar que apresurarse a hablar (o escribir) puede tener consecuencias “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, (…) a fin de dar gracia a los oyentes” (Ef. 4:29). En otras palabras, si no hay algo constructivo que compartir, evitar comentarios aceleradamente. Una de las características como cristianos es tener una respuesta apropiada y prudente. Si en un caso determinado se comete el error de acelerar las palabras y se plasma en la red, como hijos de Dios es importante reconocer ante el prójimo la falta cometida.
3- Las redes deben usarse con la conciencia plena de ser hijos de Dios.
Pensando por un momento: ¿Cuál hubiese sido el impacto el uso de las redes sociales en los tiempos de la iglesia primitiva? En dónde los primeros cristianos lograron llevar la palabra de Dios “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8). Todos, sí, todos los creyentes, aún en persecución, “iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hch. 8:4). Teniendo este ejemplo: “anunciando las virtudes de aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1P 2:9), ser ejemplo fiel de la fe, reflejando el buen pensar y el obrar.
4- Nunca una interacción virtual sustituirá una interacción personal.
No sustituir lo importante. La tecnología ha acercado a las personas con sus familiares a la distancia, sin embargo ha alejado a otras muy cercanas. Es muy común postear estados esperando algún tipo de comentario, común hablar con todos esos “amigos” virtuales y a la vez desconocer el estado de ánimo o pena del prójimo. Prestar atención a lo realmente importante evitaría desgaste.
5- Cuidar lo que se ve.
Es inevitable estar expuestos a contenido inapropiado que puede perturbar la mente y corazón, ser selectivo, que cuentas seguir y leer. Se ofende a Dios cuando se es partícipe de cosas deshonrosas. Lo que se “vea” contribuye o destruye la edificación. “El ojo es la lámpara del cuerpo” (Mt. 6:22- 23). Es indispensable el buen uso de la tecnología, visitar un sitio web para el aprendizaje de un tema en particular, el fortalecimiento y crecimiento espiritual.
6- El afán por la popularidad innecesaria solo creará una falsa realidad.
Una de las características particulares del ser humano es la necesidad de sentirse aceptado y congratulado por sus logros, es normal, hasta el punto de no caer en el egocentrismo. Sin embargo, se expone a cruzar esa pequeña y delgada línea. No todo se trata de seguidores, likes, favoritos, retuits, porque al final puede resultar una necesidad enfermiza de buscar ser importante, una dependencia absurda. Sin perder el piso creyendo que la popularidad en las redes sociales puede otorgar la felicidad, es oportuno recordar esto: “…a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener” (Ro. 12:3). No buscar aplausos o cumplidos, ayuda a enfocar los pensamientos en la humildad, “no hagan nada por egoísmo o vanidad” (Fil. 2:3).
7- Reconocer las capacidades.
Las personas que usan las redes, con habilidades propias en los medios electrónicos, tienen una oportunidad para dar a conocer la gloria a Dios. Proclamar el mensaje como lo hicieron los primeros cristianos, sin la intensión de buscar fama o popularidad, sino con la mente firme de dar a conocer a Dios. “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch. 4:20).
8- Si hay tiempo para las redes hay tiempo para leer la biblia y la oración.
Hoy todos tienen el acceso fácil a un “teléfono inteligente”, tan inteligente que ha logrado esclavizar a la sociedad de tal modo que se invierte parte del tiempo al uso de las redes sociales, al final del día que esa inversión pueda estar enfocada en la lectura de las escrituras, oración y a las buenas obras. La pregunta no es ¿cuánto tiempo se invierte a la lectura y oración? sino, ¿Qué tanta evidencia existe en la vida del cristiano que profesa su fe? Santiago en este aspecto es muy radical, si no hay obras es una fe muerta (2:17). Invierte en lo eterno (en las personas), antes que en lo temporal “El cielo y la tierra pasarán, pero no mis palabras” (Mt. 24:35)
9- Mirar hacia el futuro.
Nuevamente la honestidad sale a relucir, hablar con la verdad trae un beneficio futuro, un reflejo de lo que hoy se construye. ¿De qué manera a alguien le gustaría ser recordado? Entonces empezará a construir un legado personal edificante y ejemplar en conducta digna de un creyente.
En conclusión
En los hijos de Dios debe prevalecer responsabilidad al utilizar las redes sociales, tener presente al autor de Hebreos al firmar que: “hay grande nube de testigos” (12:1). También Pablo a los filipenses les hace un recordatorio: “…comportándose de modo digno de la buena noticia acerca de Cristo” (1:27), una recomendación que sigue teniendo vigencia después de veinte siglos, lo que refleja la importancia del buen testimonio. Evidentemente se puede dejar huella en una época de caos y, en medio de un mundo necesitado urgentemente del evangelio. No limitar la mayor comisión a los medios digitales, la verdadera necesidad está afuera, en tu vecindario. Es importante balancear la inversión del tiempo sin descuidar la comunión con el Señor. Que éstas recomendaciones puedan brindar apoyo y ser un cristiano consecuente en el uso de las redes. Dios bendiga y guarde a sus hijos y brinde sabiduría (Nm. 6:24-26).
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