Por Yeye Cantero
La mayoría de los padres que educan en el hogar lo hacen por convicción religiosa. Esto es muy importante. Dios, por medio del Espíritu Santo, está obrando en familia tras familia, convenciendo a los padres de su responsabilidad de educar a sus hijos en los caminos de Dios. Está obrando un despertar espiritual en las vidas, corazones y almas de padres y madres, de hijos e hijas a lo largo del país y en todo el mundo.
La educación en el hogar nos permite acatar los mandamientos de Dios respecto a instruir a nuestros hijos en sus caminos, podría citar un sin fin de beneficios, pero sólo mencionaré tres, que, considero los más importantes:
Beneficio espiritual, pues cuando tu vida haya terminado en este mundo, solamente tu vida en Cristo es la que perdurará, “Toda escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2Tim3:16-17. Esa es la educación que conduce a la vida eterna.
Beneficio de calidad de vida, uniendo a los hijos con los padres y estableciendo relaciones cercanas, en la mayoría de los casos.
Beneficio académico, los educados en el hogar obtienen beneficios por encima del promedio en las pruebas estandarizadas.
Han pasado cinco meses desde que decidí educar a mi hijo en casa; sinceramente, no me sentía preparada, y sigo no estándolo. En un principio, no asimilaba la responsabilidad que todo este maravilloso viaje conllevaba; cuando decidí hacerlo, en lo primero que pensé fue en el currículo que iba a ocupar, como mamá siempre quieres lo mejor y puedo decir que lo encontré, pues desde mi punto de vista, todos los currículos son buenos, están pensados y trazados para una educación en el hogar bien hecha depende de cada familia adaptarse a las necesidades, así que, después de haberme informado, he llegado a esa conclusión y es mi muy humilde opinión: de todos, se puede sacar lo mejor; Caleb y yo nos hemos adaptado súper bien con Libros Águila y Vara y Cayado.
¿Qué me llevó a educar en casa y no seguir el patrón de la educación “común”?
Puedo responder que fue Dios mismo en Su Soberanía pues, jamás lo hubiese imaginado, de verdad, con el corazón en la mano pienso y escribo que, ni siquiera sabía que existía.
Unas amigas mamás me hablaron acerca del “homeschool”. Me pareció tan interesante y “novedoso” que me informé y asistí a una conferencia del ministerio “Hogar Educador”, gracias a Dios hubo una cerca de mi lugar, regresé a casa con el panorama completamente cambiado; seguiré agradecida con Dios y con ellas por haberme dado el “empujonsito”, el asesoramiento y sobre todo, el haberme encaminado a este viaje.
Obviamente, como lo ha sido en la mayoría de los casos, si no es que, en todos, de familias educadoras en el hogar, mi familia no estaba del todo de acuerdo, pero gracias a Dios, hasta hoy, se han visto poco a poco los frutos en Caleb.
¿Cuál es el fin de educar en casa?
Jesucristo, Él es el fin mismo, no es “aislar” a los hijos, no es tenerlos en una burbuja, no es volverlos anti sociales, sino todo lo contrario, es prepararlos para enfrentarse a la vida. Salmos 127:4 dice “Como saetas en mano de un hombre poderoso así son los hijos habidos en la juventud”, ese ha sido mi fin, preparar a mi saeta que se ha puesto en mis manos, cuidar su corazón, pero sobre todo, sembrar en ÉL el Temor a Jehová, amor por Dios, pasión por servirle a ÉL.
La educación en el hogar es un avivamiento espiritual, es un avivamiento que trae muchas bendiciones, pero demanda gran sacrificio, la mayor recompensa está en los cielos y un día podremos estar ante el Tribunal de Cristo en donde daremos cuenta de cuán fieles y diligentes fuimos en la instrucción de nuestros hijos en Su Palabra, de manera que Él podrá decirnos: “Bien hecho, buen siervo y fiel”.
Claro que importa el currículo, pero más importa el sembrar en nuestros hijos la dependencia completa en el Dador de Vida, sembrar los hábitos de los tiempos devocionales, a solas y en familia, la lectura diaria de la Biblia, la oración e intercesión por su alma y la de los demás, eso, es lo que verdaderamente importa.
Después de todo, ha sido un tiempo de retos, pues como mamá, no puedo pedir algo que no he hecho, no puedo asegurar algo que no practico; mi vida en todos los sentidos ha dado un giro de 360º pues, la relación entre Caleb y yo se ha fortalecido.
¿Cómo una madre soltera puede trabajar y hacer homeschool?
Una de las cosas que me han quedado muy claras es que Dios siempre hará responsables a los padres por la educación que los hijos reciben. Por pura Gracia de Dios he podido hacer homeschool, esa es la respuesta que podría dar; en muchas ocasiones me pregunto exactamente lo mismo, pues he sido demasiado bendecida desde el momento en el que en una oficina se me ha permitido llevar a mi hijo conmigo, de lunes a viernes.
Sinceramente, pensé que la educación en casa era para familias “completas” (mamá,papá), así papá trabaja y mamá se encarga del hogar, obvio, para mí no era. Pero los planes de Dios son completamente diferentes a los nuestros. “Conozco, oh Jehová, que el hombre nos es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” Jeremías 10:23.
Dios tiene sus formas y métodos de causar que se cumpla Su voluntad. Cuando regresé a casa después de haber escuchado a varios hermanos y mi corazón había sido conmovido, supe que la decisión que, ya estaba tomando, sería respaldada por Dios; oré antes de hablar con mi jefe y pedir autorización para poder llevar conmigo a mi hijo; el día y el momento para hablar con él, tampoco lo planee, sucedió y su respuesta fue un: “¡claro, adelante!”, esa respuesta ya era un grandísimo avance, pues, podía trabajar y atender al hijo que se me ha dado.
El famoso “tiempo para mí”, no existe, ni siquiera está esa frase en mi vocabulario, pues, Caleb es parte de mí; he sido “elegida” para desarrollar una tarea y ha sido el ser: madre y, dentro de todo, Dios siempre orquesta toda situación para atraer nuestra atención y gracias a Él, ser “madre soltera” estaba dentro de Sus planes para que a través de mi vida Él sea glorificado, y que el Señor me dé la sabiduría para hacerlo de la mejor manera. ¿Me canso? Sí. ¿Me desespero? También ¿Hay días que quisiera “tirar la toalla”? Por supuesto. Pero una cosa he comprendido, que no vivo yo, no vivo para mí, no vivo para cumplir mis propósitos que, a decir verdad, en mis propias fuerzas, no me llevarían a ningún lado. He aprendido, a lo largo de este tiempo que si cada mañana y cada momento no corro a la fuente de vida, mi vida, el homeschool y todo, perdería el sentido para lo que ha sido hecho: darle la gloria a Dios.
Educar en el hogar no es cosa fácil, pero las cosas que valen la pena, aquellas de mayor valor, requieren de nuestro esfuerzo y trabajo. La meta de la educación en el hogar es criar hijos que caminen con Dios, que estén equipados para servirle aquí en la tierra.
Mamis y papis educadores en el hogar: Las promesas de Dios son verdaderas. Él va a traer paz y bienestar a nuestros hijos mientras no nos rindamos. “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”. Gálatas6:9