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Por Walter Jolón
Cuando hablamos de Coram Deo, ante la presencia de Dios, considero valioso conocer, aunque no de forma exhaustiva, el significado de estos dos términos teológicos y cómo se relacionan con la presencia de Dios.
«Trascendencia»: El querido teólogo y pastor R. C. Sproul explica el término de esta manera:
“La palabra trascendencia significa literalmente “ascender a través.” Es definida como “exceder los límites usuales.” Trascender es elevarse sobre algo, ir por encima y más allá de cierto límite. Cuando hablamos de la trascendencia de Dios, estamos hablando acerca del sentido en el cual Dios está por encima y más allá de nosotros. La trascendencia describe su suprema y absoluta grandeza. La palabra también es usada para describir la relación de Dios con el mundo. Él es más alto que el mundo, Él tiene un poder absoluto sobre el mundo. El mundo no tiene ningún poder sobre Él. La trascendencia describe a Dios en su consumidora majestad. Su exaltada superioridad. Apunta hacia la infinita distancia que lo separa de toda criatura. Él está infinitamente por encima de todo lo demás. Cuando la Biblia llama a Dios santo, significa primariamente que Él es trascendentalmente separado. Está tan por encima y más allá de nosotros que nos parece casi totalmente extraño.”((Sproul, R. (1998). La Santidad de Dios. Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.))
«Inmanencia»: Se refiere a la participación e identificación de Dios con el mundo. En la creencia cristiana ortodoxa se sostiene que Dios es tanto trascendente como inmanente, Dios en su santidad está total y completamente separado de este mundo, pero en su afecto y amor por el mundo, Él participa de forma activa, involucrándose e identificándose con nosotros. El profeta Isaías explica estos dos conceptos, tanto la inmanencia como la trascendencia de Dios de la siguiente manera, leamos: “1Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” —Isaías 57.15, RVR60, Isaías identifica a Dios como el Alto y Sublime, quien vive en la eternidad, a quien llama Santo indicando que el Señor está por sobre todas las cosas, totalmente separado, elevado y excelso, esto es la trascendencia de Dios, pero también el profeta indica que el Señor habita con el quebrantado y humilde de espíritu, para darles vida a los corazones de los quebrantados, de los que actúan con humildad, ahora vemos al Altísimo Dios habitando y obrando en los corazones de los pecadores, vivificando sus corazones, esto es la inmanencia de Dios, su empatía para con nosotros.
He querido explicar brevemente los dos conceptos para que veamos que las Escrituras hablan tanto de la trascendencia como de la inmanencia de Dios, existen muchos más versículos aparte del que he utilizado, pero mi interés es que al conocer la relación entre estos dos términos teológicos podamos también ver cómo Dios está presente en medio de nosotros a través de su inmanencia y que cuando Dios es inmanente se debe a sus atributos de omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia. La omnipresencia de Dios nos enseña que Dios está presente en todo lugar, lamentablemente cuando nuestros primeros padres Adán y Eva pecaron, perdieron el sentido de la omnipresencia de Dios, luego de su pecado, corrieron y pretendieron esconderse de su presencia, quiero citar por última vez a Tozer para darle más claridad a mi punto sobre la relación entre la inmanencia y la omnipresencia divina, dice Tozer:
“La omnipresencia de Dios es una cosa, y es un hecho solemne, necesario para su perfección. Pero la manifestación de su presencia es otra cosa muy distinta. Y hemos huido de la presencia de Dios, como huyó Adán cuando se ocultó entre los árboles del huerto, o hemos exclamado como Pedro, “¡Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador!”. Así es como el hombre vive en la tierra alejado de la presencia de Dios, y, por consiguiente, sin disfrutar del sitio que le corresponde. La pérdida de ese estado y condición para que fue creado, es la causa de su incesante desasosiego.”((Tozer, A. W. (1977). La Búsqueda de Dios: Un Clásico Libro Devocional. (D. Bruchez, Trad.). Camp Hill, PA: Christian Publications.))
La pérdida de ese estado favorable solamente puede volver a recuperarse a través del evangelio, solamente creyendo en la obra sustitutiva y expiatoria de Cristo podemos volver al estado que nos corresponde, recuperar nuestra conciencia para no vivir lejos de Dios y vivir en completo reposo, disfrutando y gozando de nuestra condición de hijos, y todo esto acontece única y exclusivamente por gracia, por el favor de Dios que no merecemos.
La sombra de la presencia de Dios entre nosotros a través del tabernáculo, y el templo para señalar hacia Cristo, la suprema manifestación de Dios entre los hombres. El tabernáculo de adoración anuncia que Dios habría de venir como hombre a habitar entre nosotros.
En el Antiguo Testamento podemos observar que el Señor ha querido habitar entre los hombres, cuando guiaba a los israelitas a través de una nube durante el día, o a través de una columna de fuego durante la noche, cuando le dio los planos a Moisés para construir el tabernáculo de adoración apartó el lugar que conocemos como el lugar santísimo para habitar allí, cuando Salomón construyó el templo para que fuese una casa para que habitara la presencia de Dios, sin embargo, la expresión extraordinaria de su deseo de habitar entre nosotros ha sido cuando Dios desciende en forma de hombre, se humilla de tal manera para vivir en medio de nosotros y darnos la plenitud de su presencia a través de Cristo, verdadero Dios, verdadero hombre. Dios siempre ha querido darnos su presencia, nuestra disposición siempre ha sido huir de Él, pero su evangelio y su gracia nos han atraído, atrapado y cautivado para regresar y disfrutar de nuevo de Él para siempre. Dios no hace esto porque esté necesitado y sufriendo por nuestra compañía, esta actitud de Dios se deriva de su gran amor y misericordia para el bien de nuestras almas y de nuestro caminar en la tierra.
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Gracias por continuar con esta serie; sigo compartiéndola como reflección diaria para mis amigos y hermanos.
Gracias @disqus_Zu4XspXtkV:disqus por compartirla con otras personas para que conozcan la doctrina y sean llamados también a la santidad. Un abrazo.
Gracias por la explicación, la encontré buscando el significado de inmanente después de escuchar la palabra hoy domingo en mi iglesia local
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