Salvo sin merecerlo. Fundador del Ministerio Evangelio Verdadero, Pastor de Enseñanza y Predicación en la Iglesia Casa de Gracia, una iglesia sana centrada en el evangelio en Palín, Escuintla, su ciudad natal al sur de Guatemala. Casado con Jackelinne desde hace dieciocho años, Dios nos bendijo con dos hijos, Oliver y Fabrizio. Miembro de la red global de iglesias que plantan iglesias Acts 29.
De principio a fin la salvación es totalmente por gracia y totalmente el regalo de Dios a través de Jesucristo. Cristo no vino al mundo para hacernos salvables, sino para salvarnos; no vino para ponernos en un camino donde de una forma u otra podamos hacer méritos para que Dios nos acepte; sino que vino personalmente para ser el Salvador y para salvar a los pecadores.
Sabemos que el miedo o el temor son dos grandes enemigos del hombre, nos paraliza, nos detiene, la mayoría de las veces el miedo lo sentimos cuando es algo que no conocemos, algo que no dominamos, pero eso no es el temor a Dios.
¿Cuántas amistades has dejado ir por no reconocer tu propio pecado, o no estar dispuesta a perdonar? ¿Has buscado la amistad de mujeres que se agradan de lo que no honra a Dios? ¿Le has pedido a Dios que te ayude a morir a ti misma para amar mejor? Te animo a no darte por vencida y buscar, con la dirección de Dios, a esas amigas que te ayudarán a ser más como Cristo.
Aquello bueno para lo cual Dios hace que todas las cosas cooperen es el mismo propósito para el cual nosotros fuimos escogidos, predestinados, creados, redimidos y llamados: Para ser como
Cristo (Romanos 8:28-39).
¿Por qué nos afanamos queriendo construir castillos aquí en la tierra? El Señor Jesús no tenía donde recostar su cabeza y su prioridad fue mostrar las buenas nuevas y cumplir con el plan que su Padre le había ordenado. Y para ti… ¿Cuál es la prioridad en tu vida?
La Biblia nos llama a darle al evangelio la importancia primordial que merece, porque no hay ni habrá nunca una mejor noticia que la de saber que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
Al acercarnos a la Escritura, humillémonos ante Dios diciendo: Señor de todo lo creado, yo soy una criatura tuya, totalmente dependiente de Ti para poder conocerte. Abre mis ojos para verte en este libro que donde te has revelado. Déjame ver lo que Tú quieres que vea, y a Quien Tú quieres que vea. Que mi corazón sea transformado al descubrirte y contemplarte como realmente eres.
. El uso desmedido de las redes sociales ha captado toda la atención de tal modo que se ha descuidado la intimidad familiar. Tal vez se hace con plena conciencia, pero sin tomar precaución de las consecuencias que ello puede traer. Esto ha cegado y ha provocado una sociedad egoísta, deseos desmedidos por captar la atención, ambiciones y aspiraciones que pueden llegar a lo ficticio. “Pues, ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o pierde a sí mismo” (Lc. 9:25).
En un mundo incrédulo, egoísta, egocéntrico y lleno de verdades relativas; creer en Cristo, amar a nuestro prójimo, morir a nosotros mismos y obedecer la verdad absoluta de Dios, es un acto de victoria.
El peligro del sufrimiento no es que dejemos de creer en Dios, sino que pensemos de Él de manera distorsionada, es decir, que deformemos el carácter de Dios en nuestra propia mente, al punto de afectar nuestra relación con Él y nuestra actitud ante las circunstancias.
Podemos confiar en las Escrituras porque provienen de un Dios que es digno de confianza, un Dios que además es nuestro buen Padre por la obra de Cristo.
La vida cristiana no es fácil, las relaciones son complicadas, pero si Él es el centro de nuestra unidad, su Espíritu guiándonos en su Palabra nos enseña a amarnos y perdonarnos unos a otros. No todas las relaciones se podrán restaurar como quisiéramos y cuando queremos, pero en cuanto dependa de nosotros, busquemos estar en paz con todos, Ro 12:18. La reconciliación es parte de la respuesta como hijos de Dios, que somos parte del cuerpo de Cristo.