Salvo sin merecerlo. Fundador del Ministerio Evangelio Verdadero, Pastor de Enseñanza y Predicación en la Iglesia Casa de Gracia, una iglesia sana centrada en el evangelio en Palín, Escuintla, su ciudad natal al sur de Guatemala. Casado con Jackelinne desde hace dieciocho años, Dios nos bendijo con dos hijos, Oliver y Fabrizio. Miembro de la red global de iglesias que plantan iglesias Acts 29.
Esta compilación de artículos ha sido desarrollada con la intención de que el pueblo de Dios tenga una mayor comprensión del significado del fruto del Espíritu para que este entendimiento sea llevado a la práctica en su diario vivir y puedan ser transformados de manera progresiva para que la meta final sea ser conformados a la imagen y semejanza de nuestro Salvador, Jesucristo.”
La iglesia cristocéntrica tiene como fin dos cosas: conocer y glorificar a Cristo Jesús. Ambas cosas están relacionadas y son interdependientes: una iglesia que no conoce a Cristo es una iglesia que no puede glorificarle, y una iglesia que no glorifica a Cristo es una iglesia que evidentemente no le conoce.
Cuando fallo a mi esposo, a mis hijos, a Dios recuerdo que hay una hermosa verdad en mi vida diaria, y es que EN Cristo hay perdón para mis pecados, que EN Cristo persigo esa meta de ser como Él, más que solo los 22 versos de la mujer de Proverbios 31, y esto requiere la vida de Cristo en mí lugar, Su Palabra, y tomará toda mi vida en este mundo para perfeccionarme y santificarme hasta el día que Él me llame a Su presencia.
Podcast con la colección de artículos en audio de la serie “El fruto del Espíritu es…” que nuestros colaboradores escribieron para nuestros lectores de evangelioverdadero.com. Esta serie ha sido desarrollada con la intención de que el pueblo de Dios tenga una mayor comprensión del significado del fruto del Espíritu para que este entendimiento sea llevado a la práctica en su diario vivir y puedan ser transformados de manera progresiva para que la meta final sea ser conformados a la imagen y semejanza de nuestro Salvador, Jesucristo.
La buena noticia (el evangelio) es que puedo confiar en que sobrenaturalmente, el mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, está produciendo en mí una transformación continua y progresiva, de manera integral queriendo esto decir que, mi carácter también está siendo modelado; y en caso de pecar airado, saber que hay gracia suficiente y que puedo correr ante el Trono de la gracia para hallar oportuno socorro.
Cuando el Espíritu de Dios toma a una persona por habitación y mora allí, con gran certeza podemos afirmar que habrá fruto, esa persona será tierra fértil para que brote el fruto del Espíritu y con Él la virtud de la mansedumbre. Un hombre con esas características en su carácter y comportamiento será acreedor de las hermosas palabras de bendición que Jesús declara en el Monte de las Bienaventuranzas cuando dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mt. 5.5).
Hemos escuchado hablar mucho de ella, sabemos que es importante y aun así, podemos no saber con certeza lo que la fe es y qué papel significativo tiene en nuestra vida espiritual, ya que sin ésta no hay vida espiritual y en consecuencia no puede haber un fruto espiritual.
El asesinato en masa es la razón por la cual Jesús vino al mundo de la manera en que lo hizo. ¿Qué tipo de Salvador necesitamos cuando nuestros corazones son destrozados por una pérdida brutal? Necesitamos un Salvador sufriente. Necesitamos un Salvador que haya probado la copa del horror que nos obligan a beber.
La gracia de Dios nos hace miembros de la mejor familia sobre toda la tierra. Es una familia que no está ligada necesariamente por un par de apellidos, sino que está unida entre sí por la sangre derramada en el Calvario.
La mayoría de los padres que educan en el hogar lo hacen por convicción religiosa. Esto es muy importante. Dios, por medio del Espíritu Santo, está obrando en familia tras familia, convenciendo a los padres de su responsabilidad de educar a sus hijos en los caminos de Dios. Está obrando un despertar espiritual en las vidas, corazones y almas de padres y madres, de hijos e hijas a lo largo del país y en todo el mundo.
Tener bondad es ser generoso y amable como Jesús. Él practicaba las excelencias espirituales de modo perfecto. Nosotros, en la fe, podemos participar de esa virtud cada día cuando asistimos a los nuestros con el cariño regenerado y también cuando abrazamos amorosamente al prójimo en la calle, en la escuela o en el trabajo con nuestro calor humano impregnado del divino amor del Padre.
La meta del Espíritu de Dios es que nos parezcamos más a Cristo; es guiarnos a toda verdad y a vivir vidas santas, que representen bien el carácter de Jesús. Y uno de los efectos que el Espíritu produce en nosotros es el de la benignidad.